En su libro “Propaganda” (1928), Edwards Bernays argumentó que la manipulación de la opinión públicar era una parte necesaria de
la democracia:
“La
manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizadas de
las masas son un elemento importante en una sociedad democrática. Aquellos que
manipulan este mecanismo no visible de la sociedad, constituyen un gobierno
invisible, que es el verdadero poder gobernante de nuestro país… Somos
gobernados, nuestras mentes son moldeadas, nuestros gustos son formados,
nuestras ideas son sugeridas, mayormente por hombres de los que nunca hemos
oído hablar…”
En la década de 1920, trabajando para la
Compañía Americana de Tabaco, Bernays envió a un grupo de jóvenes modelos a
marchar en el desfile de la ciudad de Nueva York. Luego señaló a la prensa que
el grupo de mujeres encendería “Antorchas de Libertad”. A su indicación, las
modelos encendieron cigarrillos Lucky Strike enfrente de los fotógrafos. El New
York Times del 1 de abril de 1929 escribió: “Grupo de chicas fuman cigarrillos
como gesto de ‘libertad’”. Esto ayudó a romper el tabú de mujeres fumando en
público, beneficiando a la industria tabaquera
Bernays ayudó a la Compañía de Aluminio de Estados
Unidos (Alcoa) y otros grupos de interés para convencer a los estadounidenses
de que la fluoración del agua era segura y beneficiosa para la salud humana.
Esto fue logrado usando a la Asociación Dental Estadounidense en una campaña
mediática de gran éxito.
Edwards Bernays ha sido citado como el
inventor de la cultura consumista, diseñada principalmente para atacar el ego
de las personas, convirtiendo un deseo en necesidad. Esto fue inicialmente
proyectado por productos como los cigarrillos. No obstante, Bernays también
indicó en su libro de 1928 que la propaganda es el “brazo ejecutivo del gobierno invisible”.
La creciente consolidación de los grandes
medios ha permitido que toda una estructura corporativa se fusione con el
gobierno. Periódicos, películas, televisión y noticias por cable funcionan hoy
al unísono para integrar un mensaje único, que aparenta poseer veracidad por el
sólo hecho de provenir de diversas fuentes, en forma simultánea.
Bernays también anota en su libro: “En casi cada acto de nuestras vidas diarias,
sea en la esfera de la política o los negocios, en nuestra conducta social o
pensamiento ético, somos dominados por un grupo relativamente pequeño de
personas… que entienden los procesos mentales y patrones sociales de las masas.
Son ellos quienes mueven los hilos que controlan la mente del público”.
Fuente: !Verdad Ahora!
Ver también: Edwards Bernays y la mano invisible que mueve a los mercados. Se trata de un artículo sobre Edward Bernays con numerosas citas de su obra Propaganda traducidas al español. Tomado de unalatadegalletas.blogspot. com.es
4 comentarios :
Muchas gracias por mencionar mi artículo y ayudar a su difusión.
Tanto el texto como la parte gráfica del blog están bajo una licencia Creative Commons y se pueden reproducir tranquilamente. Ahora bien, como dicha licencia explicita hay que mencionar la autoría.
Supongo que por descuido no has mencionado la procedencia del fotomontaje sobre la propaganda de Bernays que incluyes al comienzo de tu artículo. Estaría muy agradecido si lo hicieses.
Un cordial saludo
Bajo mi punto de vista la propaganda es un medio publicitario muy poco ético, pero a la vez pienso que para llevarla a cabo se necesita de mucha inteligencia, mucha capacidad de análisis tanto de la psicología como de las reacciones del entorno y mucha observación.
La propaganda es manipuladora, no sólo no satisface las necesidades del consumidor, sino que las crea y además crea opiniones en las mentes de las personas que antes no habían pensado.
Es la forma que utilizan los equipos de gobiernos procedentes de dictaduras, para inculcarte su forma de pensar, de madera que parezca que tú mismo has llegado a esa conclusión, pero en realidad quién te ha introducido esa idea en la cabeza es el propio beneficiario.
Mónica González Sánchez-Pascuala.
UAH Mark. Serv
Muchas gracias a Cazador Entre Casacabeles,, por su comentario.
Ya he indicado su procedencia al final del artículo.
Gracias,
José Miguel
Gracias a usted caballero
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