Era una apuesta a largo plazo. Y arriesgada, muy
arriesgada. El punto de inflexión fue 2013. Jeff Bezos decidía sacrificar beneficios
en Amazon para crecer a base de grandes inversiones. Era arriesgado pero
los inversores concedieron una particular 'bula' al consejero delegado. Ahora,
un año y medio después, la paciencia empieza a agotarse. Los nuevos resultados trimestrales arrojan fuertes
pérdidas y la reacción en la Bolsa ha sido unánime. Más que nunca.
"Nosotros no estamos optimizando la empresa para
el beneficio a corto plazo", explicaba el responsable financiero de la
compañía, Tom Szkutak. Es la postura que viene defendiendo desde hace varios
trimestres: su apuesta es a largo plazo. El razonamiento es claro: más gasto
para mejorar el servicio a sus clientes lleva a conquistar a más clientes y, por
ende, en el futuro a mejorar los beneficios.
A la luz de estos nuevos datos, las dos primeras fases
se están cumpliendo. Pero la última, la de recoger los frutos, aún no ha
llegado. El segundo trimestre del año lo deja claro en un guión que ya parece
familiar: un 23% más de ventas, hasta los 19.340 millones de dólares, pero
unas pérdidas de de 126 millones (mucho mayores de las previsiones de los
analistas financieros y las más altas desde 2012). Se trata de 18 veces los 7
millones perdidos en 2013.
Gastos
disparados
¿Por qué? Muy sencillo. Los gastos totales de la
compañía subieron un 23% hasta situarse en los 19.400 millones de dólares.
Sus inversiones en su servicio de vídeo online, el desarrollo de su nuevo
teléfono, el importante desembolso en los servicios en la nube y la
construcción de más almacenes e infraestructura para mejorar la entrega de sus
productos son algunos de esos 'agujeros'.
A simple vista, este guión se va a volver a repetir
irremediablemente en el corto plazo. Los 410 millones de dólares de las
compensaciones por acciones y la amortización de algunos bienes se sumarán en
el tercer trimestre a otros gastos que llevarán las pérdidas operativas,
incluso, hasta los 800 millones, según sus propias previsiones (en el mismo
periodo de 2013 fueron 25 millones). Estas previsiones, y no tanto los
resultados de este trimestre, son las que han despertado la desconfianza de
parte de los inversores que han hecho caer un 10% la acción tras el cierre
en Wall Street.
Por negocios
Buceando en los datos, es evidente que la fase de
crecimiento sigue cumpliéndose a rajatabla. Más clientes activos al sumar,
según BusinessWeek, 250 millones de cuentas, un 16%
más, y más beneficio bruto de su principal área de negocio, la distribución,
con un crecimiento del 31% (en el anterior trimestre esta tasa era del 27,3%).
Sin embargo, algunos de sus negocios paralelos,
en los que se ha introducido para tratar de hacer crecer la cuenta de
resultados, no tienen tan buen comportamiento. Los ingresos netos por
sus servicios en la nube (incluidos en la categoría 'Otros' de su balance)
crecieron un 38%, cuando el año pasado lo hacían al 60%. Alcanzó los 1.170
millones de dólares, debido a la 'guerra' de precios con otros gigantes como
Google o Microsoft.
En definitiva, esa fase de crecimiento, con la
introducción en otros negocios y la inversión ingente en servicios caros de
mantener (como el 'Prime', de entrega de artículos, o la nueva tarifa plana de 9,99 dólares para Kindle),
está implicando un costoso peaje. Tremendamente costoso. Muchos inversores
empiezan a perder la paciencia, reclamando ganancias. ¿Se acabó la 'bula' o
el largo plazo ganará la batalla?
En El Blog Salmón | Amazon confirma su estrategia: sacrifica beneficios para incrementar ventas futuras, Amazon mantiene la senda de crecimiento pero sigue sin despegar fuerte en sus ganancias
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