El
consumo colaborativo ha alcanzado cifras récord en los últimos años. Casas,
habitaciones, coches, ropa y hasta comida compartida se traducen en ahorro para
quienes se plantean viajar y conocer nuevos lugares y personas.
El intercambio de casas es un sistema que consiste en una red de propietarios que
ofrecen su vivienda a cambio de otra, con la finalidad de pasar días, semanas o
meses en una nueva ciudad pero con todas las comodidades de un hogar.
Entre los portales que ofrecen
este servicio está IntercambioCasas.
Es uno de las plataformas más populares, ya que con el pago de una cuota por
afiliación de 130 euros por 12 meses se tiene acceso a una red de 65.000
viviendas en 150 países. Nació en 1992 como un catálogo impreso que se enviaba
por correo postal y hoy es una empresa pionera en el consumo colaborativo.
Otra de ellas es HomeforHome,
que ofrece viviendas para intercambio y que actualmente cuenta con más de
43.119 casas en 130 países. La página brinda a los propietarios un mes de
prueba gratis y ofrece varias opciones de pago: tres meses y por un año, a 6,67
euros y 3,50 euros cada mes, respectivamente. También tiene el plan premium,
válido por un año pagando 5,58 euros cada mes.
Una tercera opción es HomeLink.
Tiene tres opciones de suscripción: 120 euros por 12 meses, 200 euros por 24
meses, 280 euros por 36 meses. La plataforma pone a disposición de sus
afiliados 27 representantes multilingües en todo el mundo para facilitar el
proceso del intercambio.
Existen tres tipos de intercambio: simultáneo, no simultáneo y de
hospitalidad. En el
primero las dos familias intercambian vivienda al mismo tiempo, el segundo hay
flexibilidad en las fechas del intercambio (una de las familias suele tener
otra casa donde alojarse) y en el último caso, ambas familias conviven en la misma
vivienda, algo que para muchos usuarios ofrece una manera de socializar y tener
guías locales.
Entre los usuarios de estas
plataformas está Juan Antonio García, de 60 años y residente en Murcia, que
gracias a ellas ha visitado París, Londres, Berlín y Madrid en varias
ocasiones. “La experiencia ha sido positiva. Tenemos una media de dos
intercambios al año”, comentó García, quien destaca el ahorro que supone frente
a los gastos en hotel y restaurantes.
Alojamiento
colaborativo
Otra opción de hospedaje que se ha popularizado en los últimos años es el
alquiler de habitaciones privadas o compartidas en casas de anfitriones
locales. Airbnb es una de las plataformas más populares
y tiene presencia en 190 países. El usuario, previo registro gratuito, puede
solicitar reservas de habitaciones, apartamentos, casas e incluso palacios.
Pero si su billetera no da para pagar la habitación, no se preocupe.
También existe la posibilidad de compartir los conocimientos de un idioma y
obtener hospedaje a cambio. GoCambio une
a propietarios que quieren aprender o mejorar un idioma con viajeros, a los que
ofrecen habitación a cambio de unas horas –negociables- dedicadas a
conversación.
Los puntos son una alternativa a las clases de idiomas. Trampolinn tiene un mecanismo de acumulación
de puntos entre sus miembros, es decir se obtienen puntos al ofrecer un sofá,
cama, habitación o toda la casa para un huésped que luego pueden intercambiarse
con otro usuario. Esta plataforma es gratuita y cuenta con 27.000 miembros en
150 países.
El trueque de noches entre particulares es otra de las opciones para
reducir la factura de las vacaciones. En NightSwapping los usuarios intercambian
habitaciones para luego hospedarse en otras ciudades.
Reservas
en hoteles a mitad de precio
Hall Street es
otra página que facilita la búsqueda de alojamiento y que da la opción de
escoger el mejor precio entre una amplia oferta de hoteles, como Trivago o
Booking. Pero además, permite ofrecer y comprar reservas de otros turistas que
por alguna razón no pueden realizar el viaje. También está la opción de compartir habitación de hotel, algo que se ha
hecho común entre viajeros solitarios. La idea es que la reventa sea hasta 50%
más barata que la oferta del hotel.
Si lo que se busca son hoteles de lujo, Secrets Escapes permite hacer reservas online
en hoteles de cuatro a cinco estrellas. Ofrece descuentos de hasta el 70% y los
hoteles son cuidadosamente seleccionados. La inscripción es gratuita.
Cuando la opción son casas vacacionales, una alternativa puede ser Homeaway,
ofrece una amplia oferta de casas con ubicaciones privilegiadas y en sitios
paradisíacos. Ya sea que quiera pasar sus vacaciones en una vivienda a la
orilla de la playa o con vista a zonas verdes y montañosas, este sitio le dará
buenas opciones con estancias mínimas de una noche y precios que van desde los
50 euros a los 500 euros.
Y siempre en el marco de los alquileres de habitaciones o apartamentos para
vacaciones, en 2011 nació Wimdu, una
plataforma online que ahora cuenta con 300.000 alojamientos en 100 países.
Funciona de una manera sencilla: con un motor de búsqueda donde se especifica
el lugar que planea visitar.
Transporte
seguro y barato
La movilidad es otro de los aspectos que el consumo colaborativo mantiene
en auge. Redes como BlaBlaCar, Zipcar y Bluemove tienen
miles de usuarios en España, Estados Unidos y Francia. Ya sea compartiendo
coche o alquilando uno por un par de horas, estas opciones son ideales para
quienes desean ahorrar dinero al transportarse durante las próximas vacaciones.
Registrarse en BlaBlaCar es
fácil y gratuito. Puedes buscar a otros usuarios que ofrecen transporte y te
permite cuadrar con ellos el sitio exacto del punto de partida y llegada. El
ahorro del viaje puede ser de hasta 50% con respecto a otros medios de
transporte (trenes, buses o avión).
José Luis Zimmermann, director general de ADigital y portavoz del colectivo
de empresas colaborativas Sharing España,
afirma que el consumo colaborativo es un fenómeno mundial que está afectando a
las economías más desarrolladas y que se ha visto impulsado por las nuevas
tecnologías. “Muchas de esas plataformas móviles han permitido poner en
contacto al demandante con el ofertante”, enfatizó.
Zimmermann sostiene que la evolución del consumo es cada vez es más
responsable y más preocupado por la sostenibilidad y el uso de los activos, es
más proclive a ofrecer y compartir aquello que no está utilizando. Y por
supuesto la crisis ha sido un impulso porque permite a la gente obtener
ingresos por compartir”, apuntó.
De acuerdo a datos proporcionados por Sharing España el año pasado el
consumo colaborativo generó 3.000 millones de dólares a nivel mundial.
Fuente: Cinco Dias
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