¿Es la competencia la
estrategia mejor en economía? ¿O es la cooperación? Desde antiguo se viene diciendo que la competencia es condición de
eficiencia, de menores precios, de más productividad, de innovación y mejoras
en la calidad, de inventiva y búsqueda de nuevas oportunidades.
Pero ahora parece que está de moda la cooperación. Uber presta servicios
de taxi mediante la colaboración de muchos conductores más o menos
profesionales, y lo mismo ocurre con Lyft, SideCar, BlaBlaCar y otros muchos.
Airbnb permite compartir viviendas y habitaciones y LeftoverSwap comidas. En
SnapGoods y Streetbank podemos alquilar material del hogar; DogVacacy permite
dejar el perro al cuidado de otra persona, Taskrabbit permite alquilar horas
sueltas de trabajo de uno mismo; ClosetDash sirve para ocupar partes del
armario que no usamos; RelayRides y Getaround alquilan coches a los vecinos;
lendingClub presta dinero…
¿Competencia o cooperación? Me parece que la pregunta está
mal planteada. Un conductor de Uber compite con los demás
conductores, aunque comparta su coche con el cliente, que le paga por ello: competencia y cooperación. También mi supermercado tradicional
resulta de la cooperación de muchas personas (propietarios, directivos,
empleados, proveedores, incluso clientes), pero compite con otros supermercados
a la hora de recibir mi pedido. El mercado, el vilipendiado
mercado, es un formidable medio de cooperación, por el que una persona puede
especializarse en hacer algo contando con que otra le pagará por ello.
Quizás la distinción hay que buscarla en si hay contrato o no, o en el
tipo de contrato. Yo
colaboro con la empresa en la que trabajo, a cambio de una remuneración y con
unas condiciones pactadas en un contrato. No hay contrato con el niño que
sujeta a mi perro mientras yo entro en la farmacia, donde el farmacéutico me
explica las ventajas e inconvenientes de varios medicamentos, aunque esto no
figure en el contrato de compraventa que, al final de la conversación, pondrá
en mis manos la medicina y en las suyas mis euros. Todos los contratos tienen
mucho de no-contrato, de regalo, de gratuidad, de servicio desinteresado…
Quizás debemos abrir nuestra mente a cosas que son
obvias, pero nos cuestan ver. Y quizás con ello pongamos en su lugar a los que
proponen alternativas políticas de la organización de la sociedad basadas en la
cooperación frente a la competencia.
Fuente: Blog de Antonio Argandoña
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