Muchas
empresas se encuentran con que es difícil encontrar un socio internacional a
través del cual introducir sus productos en determinados mercados. Para eso, y
para otras muchas cosas, se utilizan las misiones comerciales, aunque su
utilidad muchas veces es relativa, y más que una misión comercial, es una
misión imposible.
Las misiones comerciales son
programas de viajes colectivos de carácter sectorial que organiza el ICEX, generalmente con la colaboración de otras entidades como
las cámaras de comercio, las asociaciones empresariales o las diferentes
agrupaciones de exportadores y las oficinas comerciales de España en el
exterior. Sí, he dicho programa de viajes colectivos; es decir, las entidades
promotoras organizan el viaje a un país o zona concreta (grupo de países), con
la finalidad de promover el establecimiento de relaciones comerciales entre las
empresas participantes y las empresas locales. Y lo hacen llevándose a un grupo
de empresarios pertenecientes a un sector concreto, y que inicialmente están
interesados en ese país o zona. Lo que ocurre es que más que una misión
comercial, en muchas ocasiones se convierte en un viaje casi turístico, y no
siempre tienen los resultados esperados.
Hay dos tipos de misiones
comerciales: las directas (y más conocidas), que son las que se organizan desde
España al exterior, y que tienen como finalidad llevar a grupos de empresas
españolas de un sector a otro país para ofrecer la posibilidad de identificar
la demanda extranjera y promocionar de forma directa sus productos, viajando a
mercados de difícil acceso o poco desarrollados. Y las inversas, que son
organizadas para traer a profesionales y expertos de los medios de comunicación
extranjeros, para dar a conocer las características de la oferta española,
organizando visitas a los centros de producción y ferias nacionales
sectoriales. Este tipo de misiones tienen como finalidad fundamental construir marca-país y mejorar la imagen en el exterior del
tejido empresarial.
Generalmente
cuando una empresa está interesada en la exportación, le resulta especialmente
interesante las misiones directas, bien para encontrar socios inversores, bien
para localizar oportunidades de negocio y analizar el mercado, o bien para
establecer acuerdos de distribución o presentar sus productos.
En ocasiones, algunos empresarios me han comentado que
tras participar en una misión comercial, los resultados no han sido los
esperados. Y no me extraña, porque a la hora de exportar hay
muchas ganas de internacionalizar la empresa y pocos conocimientos de cómo hacerlo.
Antes
de decidir la participación en una misión comercial es importante conocer la
agenda, es decir, cuál es el objetivo, cuales son las reuniones o los contactos
que los organizadores pueden establecer con empresas locales, y sobre todo hay
que tener claros los objetivos propios de la empresa (que han de ser realistas
y ajustados a sus posibilidades). Pero sobre todo hay que prepararla
adecuadamente.
Y
esta falta de planificación y el escaso conocimiento del comercio internacional
es lo que lleva a muchos empresarios (fundamentalmente de PYMES) a llevarse una
decepción tras asistir a una misión comercial en el extranjero, y lógicamente,
a sentirse como Tom Cruise, porque más que una misión comercial, han estado en
una misión imposible.
Fuente: EvenMk. Blog de Marketing
En el vídeo siguiente, se presenta la definición de misión comercial internacional, los beneficios que representa esta técnica para las empresas, los tipos de misiones comerciales y el proceso para realizarla en el país destino. Igualmente se comparten dos experiencias de empresarios que ya realizaron esta actividad.
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