Corría el año 1984 cuando Jay Conrad acuñó el término
marketing de guerrilla. La estrategia, casi treinta años después, continúa más
vigente que nunca y es fácil encontrarnos a diario con acciones de este tipo o
que personas de nuestro entorno nos hablen de ellas.
Pero, ¿a qué nos referimos cuando aludimos al marketing
de guerrilla? Sin duda, se trata de otra manera de hacer publicidad. De un sistema de promoción no
convencional, literalmente. En un contexto de crisis económica
como el que atravesamos es una opción por la que han optado cada vez más
marcas, conocedoras de sus beneficios y aportaciones.
El marketing de guerrilla consiste en la realización de
acciones creativas, normalmente inesperadas, que buscan la interacción entre
los usuarios que las reciben. Hablamos de un concepto totalmente distinto al de
publicidad convencional, sino que pretende la viralizar el contenido que difunde,
hacer un efecto en la audiencia.
Con estas premisas el marketing de guerrilla tiene su
objetivo claro: que las empresas creen un concepto único, atractivo y
estimulante para los receptores, capaz de llamar su atención y que se pueda memorizar el mensaje.
Para ello, a lo largo de los años esta estrategia ha desarrollado varios
modelos de acciones comunicativas, como:
-Ambient media: utiliza elementos comunes, cotidianos, a
los que se agrega un mensaje relacionado con el producto que se quiere
anunciar. Se trata de una opción muy visual, que genera un impacto importante
entre los usuarios.
-Ambush marketing: realiza acciones de publicidad de manera
indirecta, en un evento que no se patrocina y que por tanto, la marca no tiene
derechos publicitarios sobre el mismo.
-Flash mobs: quizá la acción más conocida de todas.
Consiste en reunir a un grupo de personas por medio de Internet o móviles,
llegando a una acción concreta de tipo persuasiva.
-Marketing viral: Realizar
una acción que se pueda difundir por Internet, permitiendo que se corra la voz
entre los propios consumidores.
Entre todas estas formas destaca el Street Marketing (cuando el Marketing sale a la calle). De hecho, las marcas han optado por esta modalidad por encima del resto. Y ¿en
qué consiste el Street Marketing? En la realización de acciones de comunicación
inesperadas y muy visuales en lugares comerciales o urbanos, aprovechando las
ventajas de estos espacios.
La aplicación de esta estrategia ha conllevado dos
beneficios entre los anunciantes: el primero, relacionado con el coste de estas campañas, menor que el de las acciones
convencionales; y el segundo, de orden socio-económico, dado a
que se trata de una técnica capaz de adaptarse a los cambios de los hábitos de
los consumidores.
En este sentido, hay que tener claro que el street marketing
es una buena forma de llegar a los clientes y que como estrategia de
publicidad, funciona. Pero también hay que ser conscientes de que requiere un mayor nivel de
dedicación, creatividad y energía por parte de las marcas.
Fuente: El blog de Impacto
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