Sin duda, en el sector del libro electrónico, Amazon goza de una posición dominante. Tiene
el 67% de la venta de libros electrónicos en Estados Unidos (el 65% en
Alemania). Siempre ha buscado ampliar su cuota de mercado antes que dar
beneficios, con el plácet de los accionistas, que no le piden muchos
dividendos. El año pasado, con una facturación de 74.500 millones de dólares y
un valor medio en Bolsa de 154.000 millones, sus beneficios netos fueron 274
millones.
Así, Amazon puede permitirse vender a pérdida para
dañar a los competidores. De eso le acusa Franklin Foer, director de New
Republic, en un largo y duro artículo titulado “Hay que parar a Amazon”
(9-10-2014). Como otros grandes comercios, pero con peores consecuencias porque
se trata de libros, Amazon estruja a los proveedores (las editoriales), para
vender más a menor precio; les cobra por colocar sus títulos en lugar visible;
les pide además contribuciones a un “fondo para el desarrollo del marketing”.
Lo peor, según Foer, es que Amazon, al exigir a las
editoriales que le sirvan libros a menor costo, va dejándolas sin margen para
invertir en su primer cometido: descubrir autores, alentarles, financiarles.
Amazon solo quiere vender más –lo que sea: le dan lo mismo libros que pañales–.
Como dice la carta de Authors United a los consejeros de Amazon, “las
editoriales tradicionales cumplen una misión vital en nuestra sociedad.
Proporcionan capital riesgo para ideas. Adelantan dinero a los autores, y así
les dan el tiempo y la libertad necesarios para escribir sus libros”.
Foer termina con una advertencia a los consumidores:
precios más bajos no son una ventaja para los lectores si llevan a un descenso
de la variedad y la calidad de los libros. Para evitarlo, añade, es necesario
también que la ley impida las prácticas anticompetencia de los nuevos
monopolios digitales como Amazon.
Actualización (15.11.14): "Amazón y Hachette cierran su guerra comercial"
1 comentario :
A mi todo el mercado del libro electrónico me parece una estafa de dimensiones increíbles. Un libro físico, en papel, que hay que imprimir, encuadernar, manipular, transportar y vender cuesta 20€, y su versión digital que no es mas que una descarga de 1Mb cuesta 18€??
Ni lo entiendo ni lo entenderé nunca, es como si te obligaran a piratearlos.
Discrepo con mi compañero Javier, creo que Amazon no perjudica al pequeño librero tanto como al grande, y ahí esta el problema. Si Amazon cerrase en un mes todas las pequeñas librerias o editoriales independientes del mundo, nadie pestañearia siquiera (por desgracia) pero en cuanto las grandes editoriales clásicas, tras haber fallado en adaptarse a la era digital, pierden la posición dominante en la que llevaban aparcadas décadas, entonces comienzan a mover hilos para quejarse y pedir leyes.
Ya lo vimos en la industria de la música, en la industria del cine y esta pasando en a industria de la televisión y del libro. Las grandes y viejas industrias se niegan a aceptar que la sociedad ya no es como era cuando ellas se hicieron grandes empresas.
El consumidor ha cambiado, quiere otras cosas, quiere mas atención, mas comodidad, mas catalogo y menor precio, y el que se lo de ganara.
Amazon abusa de su posición a nivel de e-commerce mundial para hacer tratos con las editoriales y bajar los precios. Lo vimos con iTunes, con Netflix, con Spotify, y con cualquier empresa nueva que utilice la tecnología para darle a los consumidores lo que quieren cómodamente.
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