Peter
Drucker decía que el 60% de los problemas de las empresas son consecuencia de
una mala comunicación. Podríamos añadir que la mejor
comunicación no arregla la peor dirección. El caso Gowex brinda algunas lecciones
al respecto y actualiza, una vez más, la pregunta de por qué las sorpresas
en las organizaciones suelen ser negativas.
“Shock” ha sido
el estado descrito por los empleados,
quienes pocas horas antes de conocer públicamente la situación dramática
escuchaban todo lo contrario en boca del máximo directivo y mejor conocedor de
la verdad. Una debacle así puede comunicarse de forma repentina y desanimante,
pero su esencia llevaba tiempo en una
realidad ocultada de forma deliberada.
Así como la
comunicación y su congruencia con la acción generan confianza, la esquizofrenia
entre lo dicho y lo hecho mina la credibilidad, primero dentro de las empresas y después en su proyección
pública. La comunicación interna que empieza por escuchar puede alertar a
tiempo de crisis financieras o de reputación.
Lo mejor es
adelantarse y practicar la comunicación preventiva: prever lo previsible y contar lo contable. Es lo que en
el ámbito médico se conoce como la “verdad soportable” y que dista mucho de la
conocida mentira piadosa.
La
verdad cotiza al alza en la Bolsa de los intangibles
que mejor garantizan el futuro de cualquier organización. El adjetivo
soportable se refiere a la habilidad directiva de comunicar bien las malas noticias, de manera que el modo de hacerlo no aumente el dolor
que la situación conlleva.
Por suerte, hoy se abrevian los tiempos de glamur de la
mentira, por muy sofisticado que resulte su maquillaje. Cómo nos resistimos a
aprender de la Historia –con frecuencia porque no leemos– que susurra a quienes están abiertos a comprender que
solo la verdad es sostenible. Interiorizada esta premisa elemental, se
tornan efectivas las herramientas para comunicar.
Gracias a la inmediatez de las
redes sociales y los medios de comunicación, la trasparencia tiende a la
verificación instantánea. Razón de más para no empeñarse en ocultar lo que se
sabrá antes o más temprano. Comunicación esquizofrénica y colapso
empresarial tardan cada vez menos tiempo en sincronizarse y multiplican
exponencialmente su efecto demoledor en términos de compromiso y reputación.
La esquizofrenia
personal tiene su correlato empresarial,
tanto en su versión retórica (afirmar algo y luego negarlo) como fáctica (decir
una cosa y hacer otra). En el caso de la empresa de wifi ilustra la reacción
inicial de los trabajadores que, cuando estalló la crisis de forma visible,
estaban “convencidos de que las acusaciones eran falsas”. Poco tardó en
comprobarse que la falsedad no procedía
del exterior, sino de la entraña de la propia compañía. Una vez más, aflora
lo que crece dentro.
De ahí la demanda formativa de esta deseable combinación de
ética y matemática, palabras y números, gestión empresarial y comunicación
directiva. Esta armonía, que por otra parte es la evolución lógica en un
proceso de crecimiento natural, evita
sorpresas, fideliza talento, fortalece la cohesión interna y abrillanta la
proyección pública.
Fuente: Comunicación Esquizofrénica, colapso empresarial
Ver también: Resumen del contenido del libro "Comunicar o no ser"
Ver también: Resumen del contenido del libro "Comunicar o no ser"
1 comentario :
La transparencia es algo fundamental en todos los ámbitos de la vida,aunque cada vez lo veamos menos.
En el mundo de la bolsa,se sabe que los brokers muchas veces omiten la verdad por órdenes de los directivos o por ambición personal.Un ejemplo de ello lo podemos ver en la película El lobo de Wall Street,en la cual mucha de la información que los brokers prometen en cuanto a la rentabilidad De sus acciones es una farsa.
Debería existir por tanto un control financiero más riguroso de todo esto,ya que no solo aparece en la ficción en películas como ´´Wall street``,´´Wall street 2``,´´El lobo de wall street``,sino en la realidad.
David Azulay Torres
Alumno de Marketing de Servicios de la UAH.
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