Un avión parte de Moscú con
destino a Madrid, pero sufre una avería inadvertida en su sistema de navegación
que crea una mínima desviación del rumbo de menos de un grado. El avión acaba
aterrizando en Mallorca. ¿Cómo se desvió tanto? Un grado es muy poco, sin
embargo, ese pequeño desajuste durante cinco horas de vuelo crea una enorme
diferencia en el resultado. Cuando hablamos de comportamientos humanos durante…
¡toda una vida!, las desviaciones son aún mayores. En realidad, lo que
determina lo que conseguimos no son las grandes decisiones, sino las menores y
los actos cotidianos. En este artículo trataremos sobre cómo las personas
pueden alejarse de sus deseos y objetivos si no disponen de un plan de vuelo y
un sistema de navegación perfectamente ajustados.
Dos hermanos comparten la misma
familia, genética, posibilidades y educación, entorno…, y, sin embargo, con el
paso de los años, sus vidas se hacen cada vez más diferentes. Básicamente hay
tres factores que influyen en esa divergencia: sus elecciones, sus acciones y
sus relaciones.
Lo
cierto es que no podemos “no elegir”. No tomar una decisión es, en realidad, tomar
una: demorarla. De modo que estamos decidiendo o dejando de hacerlo, cada día.
Y lo que acaba ocurriendo es que...
la vida es el resumen de todas
ellas, sean menores o mayores. Cualquier cosa que acaba entrando en nuestras
vidas es la consecuencia de una cadena de actos y caminos que elegimos o no.
Las decisiones mayores son
aquellas que se toman conscientemente y suelen requerir a veces ayuda de
terceros en forma de consejo, pero siempre tiempo de reflexión. Las menores son
las que se deciden casi sin pensarlo y acaban creando un efecto compuesto. De
las dos, son las pequeñas elecciones las que se acumulan día tras día y marcan
una gran diferencia.
Tomar decisiones sabias es más
sencillo cuando se tienen claros cuáles son los valores prioritarios y adónde
se va. Para no equivocarse conviene hacerse esta sencilla pregunta: ¿la
dirección que voy a tomar concuerda con lo que me importa prioritariamente en
la vida?
Para
conseguir grandes resultados no es preciso llevar a cabo grandes acciones, sino
pequeñas repetidamente a lo largo del tiempo. El éxito es el efecto acumulado
de hábitos insignificantes. Y el truco está en insistir en un comportamiento
positivo el tiempo suficiente como para que marque una distinción significativa
a medio plazo. Es el poder de las pequeñeces acumuladas.
1 comentario :
me ha encantado esta publicación, ya que es verdad que nuestras pequeñas acciones del día a día son las que va marcando nuestro rumbo.
por ese motivo las acciones que tomemos tienen que estar siempre realizadas con todo nuestro esfuerzo y poniéndole corazón, así sabremos que el resultado siempre nos va a resultar gratificante.
son muy numerosos los obstáculos que nos encontraremos en nuestra vida, ya sea grandes o pequeños hay que afrontarlos como bien describe en la publicación con positivismo y con ganas.
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