Resulta muy humana la tendencia
de sobrevalorar las cosas por su tamaño, lo más grande acostumbra a
considerarse sinónimo de lo mejor. Tener una gran casa, un gran coche o, cómo
no, atesorar una gran fortuna son evidencias que reflejan el éxito, tal como éste
se concibe en nuestra sociedad. Esto es algo que, por supuesto, es extrapolable
al mundo de la empresa, de tal modo que es difícil encontrar jóvenes cuyo
anhelo último no sea el de trabajar en empresas de gran tamaño. Lo normal es
que quieran ser contratados por multinacionales, que son bien
conocidas por todos y copan los anuncios en los distintos medios de
comunicación. Sin embargo, la mayoría de ellos lo más probable es que terminen
desarrollando su actividad laboral en pequeñas y medianas empresas.
Y esto no es algo que lo diga yo
sin más, sino que realmente lo corrobora la composición real del tejido
empresarial. Según los datos aportados por el Instituto
Nacional de Estadística (INE), a través de su Directorio
Central de Empresas (DIRCE), en España, a 1 de enero de 2014, existían
3.119.310 empresas, de las cuales más del 96 por ciento del total no alcanzaban
los 10 trabajadores en plantilla. No es ya que las empresas españolas sean
pequeñas, sino que se catalogan dentro de lo que se conoce como microempresas,
al no alcanzar siquiera la cota de 10 trabajadores. Pues bien, es muy probable,
tal como comentaba, que tarde o temprano terminemos trabajando en una empresa
de pequeña dimensión.
En este sentido, es cierto que
las pymes tienen una serie de inconvenientes comunes que
suelen limitar su desarrollo y competitividad, la mayor parte de los cuales
suelen asociarse a su menor tamaño. Pero también gozan de una serie de ventajas
que deben darse a conocer; se trata, por tanto, de ver el vaso medio lleno, por
lo que trataré de mostrarte algunas de ellas a continuación:
En primer lugar, me gustaría
destacar la proximidad al cliente. Piensa que para una pyme es
más sencillo que para una gran empresa acercarse al cliente, identificar sus
necesidades y deseos.
Las pymes también suele
caracterizarse por su facilidad de adaptación a entornos
cambiantes del mercado y a los ciclos económicos, aunque es
bien cierto que con la crisis tan terrible que hemos vivido,
muchas de ellas no han podido hacerlo, pero tampoco grandes empresas lo han
logrado. No obstante, aquí me refiero a que las pymes, debido a su menor complejidad
organizativa, pueden adaptarse a los cambios de entorno en poco
tiempo, tomando decisiones con rapidez. Sí, es lo que estás pensando, los
pequeños mamíferos sobreviven mientras los dinosaurios van a la extinción.
En las pymes es más sencillo
tener una visión global del negocio y conseguir un desarrollo
integral de las personas que trabajan en ellas. En una empresa de
reducida dimensión, Paco es Paco y todo el mundo conoce a Paco, no es el
empleado “x” del departamento de negocio internacional de la división de
extranjero.
Las pymes tienen mayor capacidad
de generar empleo por unidad de capital empleada. Realmente
este tipo de compañías, más allá de que sean las más numerosas en términos
absolutos, son también los verdaderos motores de creación de empleo dentro de
la economía, de tal modo que soy de los que piensan que podremos hablar de
recuperación “real” cuando las pymes vuelvan a tener tasas de contratación
similares a las que mantenían antes de la crisis, aunque, de momento, no me
sienta capaz de aventurar cuándo se producirá este feliz hecho.
Por otro lado, las pymes son la
solución adecuada para los espíritus emprendedores, donde
nuevas ideas pueden cobrar forma. Más allá de que en nuestro país estemos
asistiendo a la aparición de emprendedores por verdadera vocación o por
estricta necesidad, que sinceramente creo que hay tanto de lo uno como de lo
otro, estos deberán articular su actividad inicial a través de la fórmula de
una pequeña empresa.
Por último, considero que para
las pymes cobra especial importancia la existencia de un mercado globalizado y
abierto, donde la dimensión empresarial pierde peso a favor de elementos tales
como la innovación y el desarrollo de las nuevas
tecnologías. Las nuevas formas de organizar la actividad empresarial
que están apareciendo como el trabajo colaborativo, donde
distintos participantes en un proyecto colaboran en su realización, parecen
tener mayor sentido en un entorno de pequeñas y medianas empresas.
No quiero desperdiciar la
oportunidad de acabar este post haciendo referencia a la siguiente
cita del poeta y filósofo alemán del siglo XVIII, Friedrich Leopold von
Handerberg, apodado Novalis: “Cuando veas un gigante, examina antes la
posición del sol, no vaya a ser la sombra de un pigmeo”.
Pues eso, lo grande no tiene por
qué ser necesariamente sinónimo de lo mejor, tampoco en el mundo de la empresa.
Fuente: Coin Tu Negocio
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