La denominada economía
colaborativa ha llegado
para quedarse. Según la consultora Nielsen, España es uno de los países de la
UE con mayor potencial de crecimiento en esta nueva forma de consumo impulsada
por las nuevas tecnologías, pues más de la mitad de los ciudadanos están
interesados en su modelo, sustentado unos principios muy básicos: compartir
gastos e intercambiar bienes.
Emprendedores y ‘startups’ orientan sus
negocios a nuevas estrategias, como unirse para ahorrar a la hora de hacer un
mismo viaje, compartir un espacio de trabajo o comprar y vender productos de
segunda mano a través del teléfono móvil.
Su empuje dio lugar al nacimiento a finales del
año pasado de Sharing España, una asociación de empresas basadas en la economía
colaborativa. Por esas fechas, contabilizaba unas 400 compañías de este tipo en
nuestro país y auguraba un ‘boom’ en 2015.
Ante su espectacular avance y el recelo de
algunos sectores, como el de transporte y el hotelero, la Comisión Nacional de
los Mercados y la Competencia (CNMC) realizó una consulta pública sobre la
economía colaborativa, con el fin de analizar este nuevo fenómeno y elaborar
una serie de recomendaciones. Con ellas, el regulador pretende orientar al
Gobierno para el desarrollo de un marco legislativo que tenga en cuenta estos
negocios.
Las propias plataformas de consumo colaborativo
buscan también una regulación. En concreto, una normativa en la que “prevalezca
el interés general de la población frente al de negocios particulares”,
apostilló el director general de Adigital, José Luis Zimmermann, hace unos
meses. Es decir, que no se base en la “prohibición”, sino en la convivencia de
los negocios tradicionales y los nuevos modelos. Lo mismo opina Albert Cañigueral, un referente del consumo colaborativo en España.
Pero estas empresas también sacan su beneficio
(a través de publicidad o de una comisión) y al aterrizar en nuestro país no
tardaron en despertar las quejas de unos negocios tradicionales que no ven con
buenos ojos este cambio de modelo.
Las mayores críticas vienen del sector del
transporte. El caso más sonado es el de la ‘app’ Uber, que ponía en contacto a conductores
y pasajeros, cuyos servicios fueron prohibidos en España. Los taxistas la
acusaban de competencia desleal y de poner en peligro la seguridad de los
pasajeros, pues los conductores no disponían de la licencia necesaria. Tras
paralizar su actividad, la compañía volvió a España, en concreto a Barcelona,
bajo el nombre UberEATS y orientada al reparto de comida a domicilio.
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Además, la empresa denunció a España ante la
Comisión Europea por prohibir sus servicios, aunque también se ha encontrado
con trabas similares en otros países como Alemania. Pero sus polémicas no han
evitado el éxito de la compañía estadounidense entre los inversores: Uber es una
de las ‘startups’ más valoradas del mercado.
Su diferencia con otros servicios similares
como BlaBlaCar es que esta se basa en compartir gastos, mientras que en el caso
de Uber lo que se busca son ingresos. BlaBlaCar es la plataforma de consumo
colaborativo más conocida y aceptada en España, pese a que hace unos meses
empezó a cobrar una pequeña comisión a los usuarios. Amovens, orientada
especialmente a eventos y festivales, o Carpooling, la mayor red de viajes en
coche compartido por el Viejo Continente, son otras opciones similares.
El turismo es otro de los sectores donde el
consumo colaborativo ha levantado más polémica. Airbnb, la plataforma más
popular de este tipo de servicios, recibe muchas críticas del negocio hotelero.
Se basa en el alojamiento temporal entre particulares, pero muchos empresarios
se quejan de que la mayoría de los pisos ofrecidos carecen de la licencia
pertinente. Además, está
creciendo el número de plataformas orientadas compra-venta de artículos de
segunda mano o el trueque, como la ‘app’ Wallapop.
Blablacar, Airbnb, forman parte de la citada
Sharing España, al igual que EatWith (para comer en casa de otra gente) o Etece
(una plataforma para buscar profesionales de confianza para realizar tareas del
hogar). Bluemove, Cabify, Social Car, AlterKeys, Avancar, Comunitae, Sharing
Academy, Suop o TicketBis también están presentes.
Se han unido creando un frente común para
defender una serie de principios. Fomentar la economía colaborativa y las
actividades ‘peer to peer’ como un modelo de desarrollo económico abierto y
sostenible, trabajar para favorecer un panorama de competitividad en
condiciones de igualdad y libertad de mercado en España o consolidar la
confianza del consumidor son los objetivos.
Fuente: El Boletin.com
Para más información, ver: Compartir coche para ahorrar, Consumo colaborativo y La imparable economía colaborativa
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