"Yo no vendo perfumes y cremas, sino seducción". Esta es la
afirmación directa e iluminante de un director de marketing con respecto a una
conocida multinacional de cosméticos, con la que el profesor Alfonso Méndiz Noguero abre su libro Los valores en la publicidad. Un nuevo enfoque ético y comercial. Una frase sencilla, pero de gran efecto, que contiene la
esencia de la comunicación publicitaria: se venden sueños y esperanzas, no solo
productos y servicios.
Pero si la publicidad vende valores, transmite ideas y modelos, además de
influenciar el consumo, las modas y los comportamientos, entonces ya no se
habla sólo de una simple herramienta de la estrategia empresarial, sino que se
trata de algo más. Es un fenómeno social y público: social porque sus efectos
tienen impacto e influencia en nuestra sociedad, público porque todos, para
bien o para mal, estamos involucrados. Por lo tanto, la publicidad se convierte
no sólo en una herramienta de ventas, o una leva del marketing mix para
aumentar las ventas y los ingresos de una empresa, sino en un agente
social, un factor clave de nuestra sociedad con un gran impacto en el
ámbito educativo, moral y sociológico.
En este contexto, es de fundamental importancia conseguir que los
profesionales del sector observen una ética profesional que permita ejercitar
el "poder de persuasión de masas" con equilibrio y sentido de la
responsabilidad. El reto que lanza Alfonso Méndiz en su libro es, precisamente,
el de reconstruir una ética publicitaria basada en la comunicación de valores y
comportamientos socialmente formativos y no inclinados solamente al negocio y a
la manipulación.
A menudo, la comunicación llega a nuestras casas proponiendo modelos de
vida negativos basados en la competitividad, el sexo, el engaño, la astucia y,
sobre todo, mostrando de fondo un enorme materialismo inclinado al consumo
desenfrenado. Lo que hace falta es redefinir el concepto de ética en la
publicidad, estableciendo límites más allá de los cuales no se puede ir. Pero
no sólo. Ética en la publicidad no sólo significa "no hacer nada
negativo", sino también "hacer algo positivo”, como por ejemplo
educar al público a realizar un consumo más saludable y responsable, menos
impulsivo y más basado en el satisfacer efectivamente las necesidades reales.
Sólo entonces se podrá emprender un camino donde las ventas y el lucro puedan
desarrollarse con un enfoque socialmente y éticamente más justo y responsable,
en defensa de las partes más débiles y menos protegidas como son los menores y
los ancianos, para una comunicación publicitaria orientada al servicio no sólo
de la empresa sino también de la colectividad.
Además de su libro, el profesor Alfonso Méndiz Noguero, continúa su labor
de estudio y reflexión sobre la publicidad y los medios de comunicación en el
campo de la ética, en su blog “Publicidad y cine con valores”. Se
trata de una página web, actualizada regularmente, donde se abordan todas las
cuestiones relacionadas con el mundo de la comunicación comercial, con un
espíritu no sólo crítico, sino también constructivo y propositivo con el fin de
relanzar el reto de una nueva ética en la publicidad y en los medios de
comunicación, donde la búsqueda de beneficios esté acompañada por una
afirmación de valores.
Descargar el libro aquí
Fuente: Family and Media
2 comentarios :
Creo que este artículo muestra uno de los principales problemas de la publicidad, el cual es intentar vender a toda costa sin tener en cuenta las discriminaciones que puedan estar realizando.
Estoy completamente de acuerdo en que muchas veces la publicidad solo lanza al consumismo, busca el beneficio propio y transmite valores perjudiciales. Creo que es responsabilidad de las corporaciones establecer límites e inculcar otro tipo de valores a la sociedad.
Alba Usallán.
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