Para que un discurso
sea eficaz y logre mover a la acción a una audiencia es necesario contar con
una buena estructura y ser lo más preciso posible al determinar lo que pretende
conseguir del público: estos son los secretos del discurso persuasivo basado en
el logos (razonamiento), según explica Neil Connor, autor de numerosas
publicaciones de retórica dirigidas a directivos, en un artículo recogido en la revista IESE Insight.
Toda preparación
más que por el contenido debería comenzar por responder a lo siguiente:
“’Cuando yo haya acabado de hablar, mis oyentes…’ y concluir mentalmente la
frase con una acción concreta: tangible y contundente”.
Como se trata de
convencer y persuadir, no de imponer, al planificar este tipo de presentación
basada en la razón, conviene buscar con tiempo evidencias, testimonios,
ejemplos y datos que apoyen los principales argumentos que se desarrollarán.
Además, a un ejecutivo le interesa destacar siempre los aspectos positivos, es
decir, mostrar “qué ventajas estratégicas, personales o profesionales obtendrán
sus oyentes”, apunta este profesor del IESE.
Para elaborar el discurso el autor sugiere aplicar una estructura
universal adaptable a cualquier presentación, que siempre deberá
empezar con un buen reclamo: algo anecdótico, llamativo o estimulante. “No arranque con una broma o una fórmula aburrida como: “Hola, me
llamo…”, asegura.
Tras el arranque,
hay que lanzar brevemente el mensaje de toda la presentación y anunciar los
elementos que seguirá el hilo argumental, tratando de elegir tres aspectos
esenciales. “Ningún discurso, por largo que sea, debería tener más de tres
puntos clave. Dedíqueles al menos un 75% de la presentación y respáldelos con
una selección bien pensada de datos, demostraciones, ejemplos o experiencias
personales que ya tendrá buscadas”, explica este especialista.
Para terminar
Neil Connor sugiere usar un breve resumen y lanzar la llamada a la acción. “Se
trata de un punto crucial del discurso en el que puede elegir ser directo, como
en “visite nuestra web”, o indirecto, recordando a los oyentes, por ejemplo,
los apuros que pasarán si no actúan”, señala, y procurar –si se puede- retomar
el principio de algún modo. Si el reclamo elegido al comienzo lo permite, la
comunicación finalizará de modo muy efectivo y no habrá que anunciar que ha
terminado, porque los oyentes lo concluirán fácilmente.
Fuente: Aceprensa (servicio de acceso libre on line). En el siguiente enlace, puedes leer el artículo completo
1 comentario :
La oratoria es un arte que no muchas personas saben dominar. Hablar con elocuencia, convicción, persuasión y de manera amena, consiguiendo captar la atención del público, mantener su interés y aportarles algo con el discurso que consideren valioso, que haga merecer el tiempo empleado, y que consiga modificar su forma de actuar, de ver las cosas, de entender determinadas circunstancias, desde luego es algo complicado que requiere mucha práctica, dedicación y experiencia.
Bajo mi punto de vista se pone en muchas ocasiones excesiva atención en que se dice, y no tanto en cómo se dice; sin embargo la forma del discurso es en un elemento fundamental para generar valor, de forma que algo que inicuamente consideramos interesante pero que es inadecuadamente expresado pierde valor, mientras que algo que no consideramos relevante pero que es contado de manera efectiva puede llegar a despertar nuestro interés.
Como es bien sabido de nada sirve tener un buen producto si no es adecuadamente comunicado, como tampoco vale de nada hablar de un tema que genere mucha atención y expectación en el público si posteriormente se expone de manera mediocre.
Cristina Gutiérrez Carmona
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