Jeff Bezos fue el primero en ver claro
que el triunfo en Internet pasaba por conseguir el sistema de venta más
sencillo, rápido y claro. En 1999, el fundador de Amazon patentó el sistema de
compra con solo un clic. Es decir, que construyó un imperio sobre
una ventaja competitiva que solo su tienda online podía
proporcionar. Tras blindarlo con una patente, el resto de tiendas virtuales se
vieron obligadas a exigir, al menos, un paso intermedio a los compradores antes
de aceptar la venta. Bezos ganó la guerra del comercio electrónico entonces,
pero quince años después se libra una nueva batalla. Y esta vez no es dentro de
una tienda. El campo es tan amplio como la red: los gigantes de Internet quieren
que cualquier página pueda ser un escaparate y buscan el modo más sencillo,
claro y rápido para hacerse con el mayor trozo del pastel.
Hace unas semanas,
Pinterest, la red social que registra un mayor crecimiento y cuyo valor supera
los 11.500 millones de euros (13.000 millones de dólares), movió ficha. Anunció la inclusión del botón comprar para más de dos millones de productos que
salen en sus fotos. Un inventario amplio cuyo almacén no tiene que gestionar,
porque las tiendas son las que hacen de proveedoras. Pinterest solo gestiona el
pago y les pasa el pedido. Lo más sorprende de su tecnología es que, sin
salir de la imagen que representa el producto deseado, se puede elegir color y
talla. Un plan demasiado ideal, con el mismo precio que la tienda electrónica.
Contar con más de 70 millones de usuarios activos les permite este tipo de
lujos.
Jason Strashek, fundador de Avanti Commerce, lo
considera revolucionario: “Como sucedió cuando la banca online desplazó
a los cajeros automáticos vamos a ver cómo los consumidores cambian de hábitos.
Van a estar más cerca de la marca”. En EE UU el comercio electrónico mueve
300.000 millones de euros al año.
El mismo día que Pinterest desveló su
plan para comenzar a hacer caja, Instagram dio un paso en la misma dirección.
Sacó un soporte publicitario que busca enganchar a la audiencia, un carrusel de
cuatro imágenes con opción de ir a una tienda online.
En otoño Twitter lo intentó tímidamente,
con un discreto botón junto al tuit promocionado (es decir, de pago), que
permitía comprar. Burberry fue el designado para la experiencia piloto. Los
mensajes les aparecían solo a ciertos usuarios, y tras hacer click en
la zona de compras, el proceso de pago se terminaba en la tienda del
fabricante.
Sahil Lavingia,
consejero delegado de Gumroad,
una empresa que facilita las transacciones en redes sociales, lo considera el
futuro del comercio electrónico: “Vender tendría que ser tan sencillo como
compartir. Estos movimientos demuestran que todavía quedan fronteras por
superar en el comercio electrónico”.
Facebook, de momento, permite crear tiendas dentro de
su red social, pero el “me gusta” no se convierte en transacción. Google ha
pensado que la mejor manera de rentabilizar el tráfico en el móvil es con
anuncios más eficientes. Sundar Pichai, el número cuatro de los de Mountain
View, explicó durante el pasado Congreso de Móviles de Barcelona que las
búsquedas en el teléfono tienen que ser certeras. Han aprendido que no quieren
una gran colección de opciones para decidir qué enlace es el mejor, como sucede
en el escritorio, sino que quieren lo que buscan en la primera pantalla con
resultados. Lógico, pero a la vez, un reto para encontrar cómo mantener su
posición de soporte publicitario. La solución ha sido dejar de serlo, el
equivalente a los anuncios por palabras pronto será el botón para comprar los productos que se han buscado.
Fuente: El País
No hay comentarios :
Publicar un comentario