La historia de amor de los consumidores de EE UU y muchas
otras partes del mundo con la cadena de hamburguesas McDonald’s se ha enfriado. Pese a que la empresa ha seguido
abriendo restaurantes —tiene la mayor red de hamburgueserías del mundo, con
36.200 puntos de venta en 120 países—, las ventas se han estancado. Entre 2011
y 2014, la facturación de la compañía creció apenas el 1,6% (de 27.000 a 27.440
millones de dólares) y sus beneficios bajaron un 13,5%. La situación se agravó
en el primer trimestre del año. Las ventas retrocedieron un 11,1% y los
beneficios se precipitaron un 32,6%.
En España, integrada tras la reorganización de las operaciones mundiales diseñada por el consejero delegado, Steve Easterbrook, designado en marzo pasado, en los mercados de alto crecimiento, la crisis llevó a millones de
consumidores a optar por la hamburguesa low cost y las ventas de la cadena crecieron un
31,2% entre 2007 y 2011 (de 707 a 928 millones de euros). Sin embargo, este
aumento se debió más a la apertura de nuevos locales que a un renacer del entusiasmo
por el Big Mac. Mientras que la facturación aumentó un 18,2% en los últimos
cinco años, el número de restaurantes lo hizo en un 26,6%. En los últimos dos
años, los de la incipiente recuperación española, las ventas se estancaron y
McDonald’s facturó apenas 947 millones. “Esto se debió”, dice el portugués
Mário Barbosa, el actual presidente de la filial española, “al fuerte impacto
de la competencia y los coletazos de la crisis”.
¿Qué le pasa a la cadena de Ronald McDonald? “Si en una
primera etapa”, explica Juan Ignacio Díaz, secretario general de Fehrcarem, la
asociación de las cadenas de restauración, “los consumidores redujeron su gasto
en restaurantes, al final muchos dejaron de entrar en ellos, incluso en los de fast food más baratos”. DBK, la consultora de
estudios de mercado, ofrece datos: mientras que el número de establecimientos
de este segmento creció el 5,4% el año pasado, la facturación lo hizo solo un
0,9%. Y los que peor lo hicieron fueron las pizzerías y las hamburgueserías.
Mientras, los establecimientos de bocadillos aumentaron sus ventas en un 1,9%.
La notable caída de la facturación por punto de venta se
debe no solo a que los clientes disminuyeron, sino también a que los precios se
han congelado o han bajado. Burger King, el gran rival de McDonald’s en España
(con 600 restaurantes, frente a los 485 de la empresa de los arcos), ha bajado
agresivamente el precio de algunos productos, entre ellos los nuggets de pollo.
Los numerosos analistas del mercado han señalado además
otra causa para la fuerte caída de McDonald’s: la creciente abundancia y
agresividad de sus rivales, sean hamburgueserías o no. En España, McDonald’s
parece haber perdido cierto fulgor ante la maraña de nuevas enseñas. En el
apartado de otros, que incluye desde el fast food turco y asiático hasta las tapas, la
facturación subió, según DBK, el 8% en 2014.
Pero también en el sector de las hamburguesas han crecido
las nuevas enseñas. “Ha habido mucho movimiento”, explica Pablo Gutiérrez,
director de operaciones de Mundofranquicia: marcas como Tommy Mel’s,
Hamburguesa Nostra, New York Burger, Alfredo’s, Buns & Burger o The Good
Burger (de Restalia) no han parado de abrir centros. Y, pese a que estas
cadenas se han ubicado en un segmento superior de precios, no han dejado de
afectar a las más baratas. Para afrontar esa competencia, “hemos creado el año
pasado la Grand McExtrem, una hamburguesa con el 100% de carne de vacuno
extremeña, un producto gourmet creado por el chef Dany García”,
apunta Barbosa.
Lo que está claro es que la estrategia a escala mundial
puesta en marcha por el anterior consejero delegado, Don Thompson, no dio
resultados. En sus apariciones ante la prensa o los analistas, el nuevo
consejero Easterbrook no ha esquivado ninguno de los numerosos problemas que
enfrenta la cadena. El primero es que la empresa se ha quedado anticuada: se
paró mientras la sociedad cambiaba a pasos agigantados. Ha criticado también
que la compañía se haya olvidado de la nueva tendencia hacia los alimentos
naturales y que el menú es excesivamente largo, todo un problema ya que
ralentiza el servicio y complica la gestión a la plantilla.
Un
afirma entumecida
Easterbrook considera que McDonald’s necesita un revulsivo,
igual que lo necesitan las estrategias publicitarias, muy generales y
escasamente enfocadas a los diversos grupos de clientes. El dirigente se quejó
de que la cadena ha perdido capacidad de reacción: se ha hecho lenta y
burocrática, y que ha perdido la iniciativa ante la ola de críticas al modo
como elige sus productos y los prepara.
Los planes para reflotar la compañía, anunciados el mes
pasado, aún no han sido puestos en marcha ni siquiera en EE UU. De todos
modos, Barbosa cree que ya se están haciendo esfuerzos importantes para ponerse
al día. “Hemos invertido mucho en información, en innovación, productos y en
cambios de imagen”, dice Barbosa. El presidente apunta la diversificación como
un ejemplo. “Hemos aportado nuevas propuestas de hamburguesas, introducido
bebidas, el café, los desayunos. Luego están los restaurantes, que han sido
modernizados con un nuevo interiorismo para mejorar la experiencia del cliente.
Y estamos alargando los horarios. En muchos casos, hasta 24 horas, poniendo
quioscos digitales para facilitar los pedidos”, apunta el presidente de la
firma.
Barbosa será el que ponga en marcha todos los cambios
previstos, “incluyendo la apertura de 100 nuevos locales entre este año y 2017,
que darán trabajo directo a 4.000 personas”. Con respecto a la calidad, el
presidente considera que “es nuestra máxima preocupación”.
Fuente: El País
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