Marketing y Servicios: Plagio y Fraude en la Universidad

miércoles, 8 de julio de 2015

Plagio y Fraude en la Universidad


Del latín plagium, el término plagio menciona tanto la acción como el efecto de plagiar. Este verbo, por su parte, hace referencia a copiar obras ajenas, por lo general sin autorización o de manera encubierta.

El plagio, por lo tanto, es una infracción del derecho de autor. El creador de una obra, o quien posee los derechos correspondientes, sufre un daño por estas copias ilegítimas y está en condiciones de exigir un resarcimiento.

Básicamente, existen dos formas de plagiar un trabajo: realizar copias ilegítimas de una obra protegida por los derechos de autor o presentar una copia y hacerla pasar por un producto original. Ambas acciones dan derecho a los perjudicados de llevar al infractor a juicio, y las consecuencias suelen consistir en la imposición de distintos tipos de multas y sanciones.

El plagio también se presenta en la Universidad, especialmente en las fotocopias de libros, en los informes de un trabajo de clase, de un Trabajo Fin de Grado, tesis, etc.

Como es lógico, las universidades están tomando medidas y han adquirido diferentes Programas informáticos, que constituyen un verdadero antídoto contra copiones.


Hace unos días me he tropezado con la tercera persona, que siendo alumno de estudios universitarios, me comenta su indignación por la forma en que algunos compañeros aprueban y por el fraude que esto supone.

La historia se está repitiendo en muchas Universidades españolas (no en todas, ciertamente, ni en todos los Centros, ni en todas las asignaturas) y consiste básicamente en que en los exámenes tipo test o por escrito, sencillamente el alumno aprovecha para hacer subrepticiamente una foto desde su smartphone de las preguntas y enviarla al exterior, donde un tercer alumno o incluso alguna Academia de avispados sinvergüenzas se encarga de confeccionar rápidamente las respuestas y reenviarla al grupo de WhatsApp o individualmente a los alumnos que están “en el ajo”. Y en ese momento, basta con acudir al sistema clásico de copiar de esta “chuleta tecnológica” que es la pequeña pantalla, con el añadido de lo manejables que son los teléfonos móviles. El aprobado está servido.


Esta situación es intolerable e invito a que las autoridades académicas españolas, que no lo hubieren hecho ya, tomen cartas en el asunto.

1. Veamos las razones para frenar esta infame práctica de la “chuleta electrónica” que se da en cuestionarios tipo test y exámenes de contenido memorístico por escrito.
  – Se está tolerando una conducta de falsedad, éticamente intolerable en quien tiene la fortuna de ser alumno de una institución de educación superior.
- Quien aplica un método ilegítimo para aprobar un examen, seguirá ese método en el resto de las asignaturas e incluso en la vida fuera de los muros universitarios.
- Se está burlando de los compañeros que se esfuerzan y sacrifican tiempo y energías en el estudio. Además provocan el aumento del nivel de rendimiento lo que puede llevar a que quien no se sirve de estas artimañas y demuestre un rendimiento justito quede eliminado.
- Se está engañando a la sociedad que recibirá a alguien titulado como cirujano, economista o abogado, por ejemplo, y que realmente tiene enormes vacíos formativos. O sea, se ofrecerá gato sarnoso por sana liebre.
- Se está incidiendo negativamente en la reputación y rendimiento de la Universidad, y con ello, al conjunto del sistema educativo.



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4 comentarios :

Adrián Menéndez Touset dijo...

En mi opinión, el problema de que se copie en un trabajo o en un examen viene desde más lejos que de la Universidad. Creo que el problema se encuentra en que, desde que somos pequeños, no se imponen castigos o sanciones que hagan que se nos quiten las ganas de volver a hacerlo.

En cambio, a la Universidad va quien quiere para sacarse una carrera que, en teoría, le gusta. Es responsabilidad de esa persona estudiar y prepararse adecuadamente, ya que en el día de mañana en su puesto de trabajo no podrá "copiarse" del trabajo de otro.

Estoy de acuerdo en que se han de tomar medidas ante esto como los inhibidores o actuar ante las chuletas tecnológicas. Pero también creo que la frase del artículo "tigre que prueba sangre humana" es exagerada y no se corresponde adecuadamente con el tema que se trata en esta entrada.

Adrián Menéndez Touset
Alumno de Marketing Fundamentos y Marketing Internacional
Universidad de Alcalá

José Miguel Ponce dijo...

Gracias, Adrián por tu comentario.

Tienes razón con lo de la frase inapropiada. Ya le he suprimido.

Antonio Martínez Benito. UAH_Marketing: Fundamentos dijo...

Me quedo con la propuesta que se comenta al final: "No exigir asistencia a clases teóricas", ¿Qué se va a devaluar el grado? ...quien se preocupe por eso que venga a alguna clase del grado en ADE de la UAH y observe la cantidad de críos que van obligados y lo único que hacen es entorpecer y distraer a los demás. Si ya se saben los contenidos y se aburren, no es necesario que desperdicien su tiempo yendo a clase... aunque sea por respeto al profesor y a los compañeros. Quizá también tenga algo que ver que al final a muchos la educación les sale gratis y no la valoran, pero quizá este ya es otro tema... En cualquier caso los grados se revalorizan y las Universidades adquieren prestigio potenciando a los estudiantes válidos,que afortunadamente los hay y ayudándoles a desarrollarse en auténticos profesionales...

David Azulay dijo...

La verdad es que desprestigia a una institución como una universidad tan resoetada a nivel nacional que un porcentaje de alumnos importantes se aorovechen plagiando trabajos y examenes.Esto.repercutirá en el nivel de competitividad de nuestros titulados con respecto al resto de titulados de la UE.
Internet con sus programas informáticos son parte de la solución pero la solución real debería venir de los diferentes departamentos de cada facultad que en definitiva son los docentes que confeccionan/elaboran examenes,trabajos,proyectos de fin de grado grado,ejercicios en la metodologia de evaluación continua en el plan bolonia.
David Azulay Torres
Alumno de marketing de servicios UAH.