Hay una gran posibilidad de que este artículo lo estés
leyendo desde un dispositivo móvil. Estos aparatos han entrado en nuestra vida
diaria con una fuerza enorme en los últimos años. Esa pantalla iluminada es lo
primero que vemos al despertar cuando apagamos la alarma. Y a partir de ahí
todo el día es una
consulta constante:
lo usamos nuevamente para leer las noticias mientras desayunamos, cuando
queremos llegar a una dirección que desconocemos, cuando consultamos el correo
electrónico, cuando queremos escuchar música o cuando queremos hacer una
llamada. En 2013,
España
fue líder de penetración de smartphones en el entorno
europeo. Y la tendencia es la tónica a nivel global ya que, según el
Banco Mundial,
en dos años
la mitad de la población tendrá un móvil con Internet.
Esto supone una gran oportunidad y, por tanto, un gran
desafío para las empresas a la hora de
innovar en el entorno del
marketing. A pesar de que las estrategias de
mobile marketing han ganado peso aún
queda mucho camino por recorrer. En Europa, se destina un irrisorio 5% de los
presupuestos de marketing a este nuevo fenómeno, una cifra que a la luz de la
realidad social debería incrementarse notablemente, según
IAB, la asociación que
representa al sector de la publicidad en medios digitales en España.
El reciente informe de
Deloitte The New Digital Divide indica que las interacciones
online de los consumidores influyen sobre el
36% de cada dólar gastado en las tiendas físicas, lo cual supone un billón de
dólares. Una tendencia que irá en aumento en los próximos años y que según las
estimaciones llegará hasta el billón y medio. Además, según este mismo estudio,
el 84% de los consumidores
digitales utiliza su dispositivo inteligente durante la compra. El
coste de las compras que son realizadas por clientes que usan el móvil es un
40% superior a aquellas donde no intervienen los terminales inteligentes.
Las conclusiones son claras: los vendedores no deben
limitarse únicamente al acto final de la venta, sino replantear todo el proceso
de compra en torno a los dispositivos móviles y el uso que hacen de ellos los
usuarios. La
penetración del móvil no debe verse como una vía para incrementar las ventas
sin sentido o exponer en
la web todo el catálogo de la marca. Esto último es peligroso porque si el
cliente llega a la tienda física y no encuentra lo que hay en la web se
generará una frustración. La cuestión principal es que debemos valernos de esta
tecnología para crear una estrategia mucho más ambiciosa que se adapte a
lo que están demandado los clientes: un viaje completo en la
compra.
Y todo este proceso debe estar complementado con una
buena política de gestión de medios
sociales. Los consumidores rastrean en las redes sociales para buscar
información sobre el producto que tienen intención de comprar y, asimismo, una
vez que se han decidido a comprarlo hacen lo propio vertiendo su opinión. El
75% de los clientes afirman que la información que obtienen a través de las
redes sociales influye en su decisión final de compra.
Lo interesante es poner todos estos puntos en común y
establecer un cambio en la política integrada de ventas en la que el punto más
fuerte sea la
integración
de on y offline.
Un buen ejemplo de esto serían los
iBeacons, unos dispositivos que permitirían
enviar, por ejemplo, avisos comerciales al móvil de los clientes en función del
departamento de la tienda en el que se encuentren. Sólo es el principio;
el camino del mobile marketing está por
construir. La máxima para aquellas empresas que deseen explorar este
campo es la que se repite desde tiempos inmemoriales:
siéntete parte del
cliente y actúa como él lo haría.