Marketing y Servicios: 2011

viernes, 20 de mayo de 2011

Políticos y Social Media

La redes sociales, o para abrir más el abanico Social Media Marketing SMM - escribe Javier Pérez Caro-, es una asignatura que nuestros políticos tienen pendiente a todos los niveles.

Como ciudadano de a pie y usuario de las redes sociales les pido a los políticos que si entran en la red, es para conversar sobre propuestas, para co-crear un programa electoral, para compartir las inquietudes que tenemos… no para que utilicen los canales para emitir sus monólogos y el dia 23 de mayo, día siguiente a las elecciones, más del cincuenta por ciento de los candidatos que han tenido presencia en los medios sociales se olvide de estos y, dejen de tener presencia en los medios 2.0.
Si eso es lo que pretenden hacer, queridos profesionales de la política, están equivocados. Cada día son más y más personas las que no se sienten identificadas con los partidos mayoritarios, van a los mítines, o leen la ingente cantidad de publicidad política que les está llegando en estos días por correo físico.
El votante 2.0 quiere interactuar con el candidato, sentirse escuchado, recibir noticias a través de las RSS, descargarse el programa electoral a través del blog del candidato, saber dónde está a través de FourSquare, ver los comentarios a través de Facebook, ver sus intervenciones a través de su canal de YouTube, etc
El pasado quince de mayo #15M ya vimos la movilización que hubo de personas descontentas, no minimicemos este tipo de concentraciones como muchos medios tradicionales han hecho. Obviar la realidad puede llevarnos a lamentarnos después y preguntarnos ¿Por qué una generación de votantes, no conecta con nosotros? Los más avezados dirán, ¿por qué no rectifiqué a tiempo y puse medidas para empatizar con el votante 2.0?, el resto caerá en el olvido.
El votante 2.0 quiere políticos que sean corredores de fondo, no esprínter, mientras antes entiendan las peculiaridades de la red, menos daños colaterales puede que sufran.
Miren, observen, analicen la campaña política que encumbró a Obama a presidente de los Estados Unidos, de las veinte herramientas 2.0 que utilizó su equipo de campaña, cuáles puedo utilizar… Y después no olviden las diez reglas en las que Xavier Peytibi (@xpeytibi) compila lo que un político debe hacer en internet (1):
1.- Escribe
2.- Escucha
3.- Habla
4.- Enrédate
5.- Enlaza
6.- Participa
7.- Conoce
8.- Explica
9.- Analiza
10.- Difunde
 
¿    Presencia de los políticos en Social Media? Sí, pero a largo plazo y con estrategia.
      (1)   Marketing político 2.0 Manuel Ángel Alonso Coto y Angel Adell,  Gestión 2000
**  El texto anterior está elaborado por un consultor al que hay hemos hecho referencia en este blog. Tenemos un enlace a su blog Nuevo Viernes-Nuevo Libro en el que presenta reseñas de libros de gran actualidad como el de Marketing Político 2.0
Estos comentarios me recuerda ese fenómeno que ha aparecido en esta última semana de las elecciones y que no es un fenómeno solo de nuestro país, sino de más países de Europa. En el primer comentario a esta entrada, te copio unas reflexiones sobre el tema. ¿Tú qué opinas?

domingo, 15 de mayo de 2011

Los buenos modales y sus efectos positivos

“Cuando hablamos de cortesía cabe el riesgo de pensar que estamos ante una habilidad que puede adquirirse leyendo o aprendiendo reglas.

Ciertamente, esto es válido para algunos comportamientos sencillos como aprender a coger el tenedor o mantener el codo fuera de la mesa”.

“Pero la verdadera cortesía requiere algo más, pues de alguna manera es el espejo del alma de una persona; es la manifestación externa de una virtud interna. Y las virtudes internas se adquieren a través de la práctica constante y los ejemplos atractivos”.

Por esta razón, Karen Santorum escribió hace unos años Everyday Graces: A Child’s Book of Good Manners. Se trata de una selección de cuentos infantiles de autores populares (Mark Twain, Lewis Carroll, C. S. Lewis…), que tratan de cultivar en los niños el deseo de ser amables y educados con los demás. Catholic Education Resource Center (16-04-2010) ha reproducido la introducción del libro, a la que pertenecen estos párrafos.

Para Santorum, esto no se logra con recetarios sobre lo que se puede o no se puede hacer. La herramienta más eficaz es el ejemplo: las historias que los niños leen tienen la capacidad de evocar modelos de comportamiento que han visto encarnados en sus héroes favoritos. Para bien o para mal, lo que uno lee contribuye a forjar el propio carácter.

“La cortesía no es una especie de traje que uno se pone para algunos eventos especiales. Más bien, surge del carácter de la persona (…). Alguien verdaderamente educado se esfuerza por ser amable todo el tiempo, en todas las circunstancias y con sinceridad. Sabe que los pequeños gestos –una sonrisa cálida, una palabra comprensiva o los favores– son tan importantes como los grandes”.

Junto a los testimonios que ofrece la literatura, Santorum hace hincapié en la ejemplaridad de los padres. Los niños observan “cómo nos tratamos y cómo tratamos a los demás. Cuando somos virtuosos, plantamos la semilla de los buenos modales en el corazón de nuestros hijos. Estos ejemplos son fundamentales para su formación moral”.

Además, los buenos modales tienen efectos muy positivos en la vida familiar y social. “Cuando los niños se acostumbran a decir ‘por favor’, ‘gracias’ o ‘de nada’, y cuando actúan con amabilidad y generosidad, la vida familiar se enriquece. Cuando se habitúan a preocuparse por los demás y a hacer el bien aunque a veces cueste, han aprendido valiosas lecciones morales”.

En un momento en el que los derechos individuales se han convertido en una excusa para chillar o insultar a los demás, los niños han de entender que la cortesía “contribuye a la estabilidad y la satisfacción de todos. Los buenos modales son un poderoso antídoto contra la violencia, porque la gente educada sabe controlarse”, concluye Santorum.
***
Las ideas anteriores pueden ayudarnos a reflexionar sobre algunos aspectos que se descuidan con frecuencia. Los buenos modales o la buena educación es un factor clave para el buen clima laboral, para el trato otros empleados o con clientes, etc. Muchas quejas y reclamaciones tienen su explicación en la falta de buenos modales por parte del cliente o del empleado que presta el servicio.

Por experiencia personal, he comprobado que los buenos modales son algo fundamental para el mejor cumplimiento de los objetivos en una actividad de formación como puede ser la formación universitaria. Sin el silencio y respeto a la persona que interviene oralmente, la atención en la comunicación interpersonal, etc, es muy difícil aprovechar bien las muchas posibilidadesde desarrollo personal, que ofrece la Universidad o cualquier otro centro formativo.

Sobre los buenos modales hay mucha información en Internet. Por ejemplo Protocolo & Etiqueta. Aquí puedes encontrar mucha información muy útil para todas las actividades que impliquen relaciones interpersonales. Se incluyen artículos sobre el modo de vestir, entrevistas de selección, comunicación verbal y no verbal, etc.

Algo básico es cultivar el arte de ser amable, que tanta falta hace en el sector servicios. Algunos consejos sencillos: trata a los demás como te gustarían que te tratarán a ti, sonrie con naturalidad, aprende a escuchar y a preguntar con amabilidad, no hagas descalificaciones de las personas que no se encuentren presentes en una conversacione, no critiques y no juzques las intenciones, etc.

sábado, 14 de mayo de 2011

Aciertos y errores de un emprendedor

¡Hola a todos!

En primer lugar muchísimas gracias por invitarnos a compartir una clase con nosotros y muchas gracias por la calurosa acogida, participación y entusiasmo. Para mí, Arantxa, que ya estuve participando en estos encuentros con profesionales hace un par de años, fue un placer volver a la casa.

Tanto Antonio Gigirey como yo misma estamos francamente satisfechos sólo con el cambio de actitud que mostrasteis a lo largo de nuestra intervención. El hecho de que hayáis salido con otras expectativas de la clase ya es un paso.

Todo es cuestión de actitud. Tomando la palabra de Víctor Frankl “El hombre se autorrealiza en la misma medida en que se compromete al cumplimiento del sentido de su vida”.

 
 A veces, por circunstancias, llega un momento en la vida que te planteas que tu reciclaje profesional pasa por montar una empresa. En el caso de Antonio, fue en un cliente donde encontró la motivación. Él es un joven emprendedor nato que, viniendo desde San Sebastián a Madrid, empezó desde abajo y con tesón, coraje, pasión y grandes dosis de paciencia y espíritu positivo es fundador y Director de la firma Salvia Comunicación y la revista Profesionales Liberales. El camino no ha sido ni esta siendo fácil, pero la vida no es fácil.
 
Como bien dijo Antonio: en la vida lo único seguro es la familia, el amor incondicional de los padres. No hay certeza absoluta sobre nada y cuando uno emprende un negocio tampoco. Hay muchos riesgos que no se pueden controlar. Pero tenéis que tener capacidad para emprender y ser concientes de que todo conlleva un riesgo pero que forma parte de vuestros sueños. Yo misma comenté mi nefasta experiencia empresarial, pero echando la vista atrás me siento orgullosa de haberlo intentado, saber donde estaban los límites y sobre todo que al final, lo peor que te puede pasar es que te vaya mal y cierres y se quede en algo sólo material, dinero. De todo se aprende, te da experiencia y eso no se puede comprar.  En ocasiones lo que mas motiva es ver lo que se hace mal. Vosotros, las personas son lo que en última instancia vale la pena.

Lo importante es la predisposición, la actitud y espíritu de lucha. Después de asistir durante cinco años a clase nadie os va a poder penalizar por no saber algo, lo importante es nuestro afán de superación, de mejorar, ser distintos, porque vosotros sois lo que debéis poner ese valor añadido.

El panorama actual está como está: universidad, política, empleo, etc. El sistema tiene sus deficiencias y debéis ser conscientes de ello y buscar soluciones. Lo normal es que nadie os regale nada.  Nunca se sabe dónde está el sentido de la oportunidad. De verdad chicos,  desde ya y más aún cuando salgáis de las clases apostar por ser diferentes, genuinos, tenaces e incansablemente positivos. 

Antonio como buen emprendedor y luchador os dejó un mensaje claro: Es un buen momento para montar una empresa. Hay que ser insistentes y positivos. Que a pesar de las barreras administrativas, el dinero, registros, etc. No debéis desanimaros. Debéis convertir nuestras ideas en buenos y rentables proyectos. Si os equivocáis no pasa dada, no será por no haberlo intentado. No existe un gran talento sino una gran fuerza de voluntad.
Antonio preparó para vosotros, futuros emprendedores, un decálogo de errores a no cometer, y aquí os lo dejamos como regalito, esperando pronto que nos encontremos cosechando éxitos. No perdáis nunca de vista vuestros sueños y tomad nota que todo cuenta.



Errores a evitar por parte de un emprendedor:

1.      Una buena idea siempre es un buen negocio

2.      Apoyarse exclusivamente en mi entorno a la hora de emprender

3.      No financiar bien el proyecto

4.      Tener amigos o familiares como socios

5.      Ofrecer productos muy masivos y poco especializados

6.      Centrarnos sólo en las ventas, y no en la contabilidad de la empresa

7.      Duplicar funciones o puestos en la organización

8.      Los nuevos clientes son más importantes que los actuales

9.      Mezclar el dinero personal y el de la empresa

10.  Mantener un negocio sin ilusión ni objetivos

 
En una primera fase, muchos de vosotros vais a incorporaros al mundo laboral. En un primer momento como trabajadores por cuenta ajena. Hay que acumular años de experiencia y saber hacer, antes de montar un negocio propio. Pero cada persona, en su puesto de trabajo, ha de tener la capacidad de emprender. De innovar, de mejorar procedimientos. Debemos ser competitivos, no meros cumplidores de los básico. Recordad que se puede emprender y tener iniciativas dentro de una empresa. Hay que sumar esfuerzos, aprender y mejorar cada día. Con nuestros compañeros, con nuestros clientes, etcétera. Y para conseguir un trabajo, nada mejor que esforzarse, ser tenaz, y diferenciarse. 
 
Mucho ánimo a todos!. Para lo que queráis os dejo nuestro contacto: comercial@salviacomunicacion.com Estaremos encantados de atenderos en lo que podamos y el de Antonio: info@salviacomunicacion.com

Y la referencia de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Madrid, donde existe un servicio de búsqueda de empleo y de asesoramiento para emprendedores (www.ajemadrid.es)

Como colofón final, os dejo una frase para reflexionar del gran guru Stephen R. Covey: “Si quiero mejorar mi situación, puedo empezar por algo sobre lo que tengo control: yo mismo”.


¡Suerte con los exámenes y a por todas! Gracias!

Arantxa y Antonio

Lo que la verdad esconde

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPhL-q8qKuUmmBLOSob6JmD8usnehiITcOa2pfVJTfXz_KXu8QZegq-9G8A3KVEAw46A7MgOX1qVBcH50QYPUqJ53SoY2mYu0cN8QcLU8tNg_1BtQ_1p7tSIgUH6pymhBPdxRrmLPqJPw/s1600/crisis.jpg
Ignacio García de Léaniz analiza en este artículo (publicado en El Mundo el 12.5.11)  el exitoso documental ‘Inside job’ en el que se retrata la terrible crisis económica que padecemos. Considera que la codicia y un cierto sadismo de los ‘tiburones’ financieros sólo podían llevarnos a esta situación. 

Decía Hannah Arendt que la voluntad de comprensión, esa que lleva a investigar y soportar la carga que nuestro tiempo ha puesto sobre nuestros hombros sin negar su existencia ni derrumbarse bajo su peso, resultaba a la postre «el modo específicamente humano de estar vivo». Y justamente sobre la posibilidad de desarrollar tal facultad comprensiva -que es al cabo la que nos permite emitir juicios- fundaba la pensadora judeo-alemana la grandeza de la república frente a los regímenes no democráticos.

Pues bien, es precisamente ese afán de comprensión tan arendtiano lo que nos representa de manera dramática el laureado documental Inside job de Charles Ferguson. Sus 120 minutos de duración en los que Ferguson nos ofrece un retrato integral de la peor crisis financiera mundial desde la Gran Depresión, tan inexplicada como inexplicable, dejan a cualquier espectador en un estado de shock comprensivo ante el cúmulo de evidencias y declaraciones que el film va destilando ante una pantalla convertida en la pared sombría de la caverna de Platón.

A todo ello contribuye sin duda el elenco que conforma el dramatis personae de los diversos personajes que aparecen entrevistados: desde Strauss-Kahn a Christine LaGarde, pasando por los profesores Feldstein, Rogoff y Roubini, ejecutivos de Citigroup y Moody’s, especuladores como Soros, diversos cargos de la Administración americana así como coaches, terapeutas y prostitutas que tuvieron contacto con los núcleos directivos de Lehman Brothers, Merrill Lynch, Bearn Stearns, Goldman Sachs et alii mientras se hundían para siempre los fundamentos últimos de nuestra creencia en un sistema financiero prudente, orientado al cliente y basado en un mínimo moral.

Y entre varias otras cosas y lecturas a cada cual más interesante, la cinta nos presenta un materia imprescindible para comprender qué antropología subyacía en los agentes causales de la Crisis y cuáles fueron las condiciones que hicieron posible conductas tan hondamente criminales por parte de varios Ceos del mundo financiero con la connivencia política. Así y en primer lugar, se observa a lo largo de la obra cómo hay una correlación directa entre la disminución progresiva de los mecanismos regulatorios de la actividad financiera iniciada hace treinta años -en virtud de la ideología neoliberal imperante- y la creciente anomia moral de las elites directivas de la banca de inversión, como se venía insinuando en las anteriores crisis financieras de los 80 y principios del 2000.

En términos de Freud, podíamos explicarlo como que el aflojamiento del «súper-yo»; en este caso la coerción externa sobre el entramado financiero que imperaba tras la experiencia traumática de 1929 con la creación de la SEC ha dado rienda suelta al desbordamiento de impulsos primitivos del «yo» bien perniciosos, como hemos tenido la triste ocasión de padecer. Como si la conciencia moral primaria de dichas elites no hubiera sido en última instancia otra cosa que mera «angustia social» y nada más que eso. Lo cual resulta insuficiente cuando lo «social», en este caso la SEC y la agencias calificadoras dejan de cumplir su misión fiscalizadora en maridaje con el poder político. Se cumple así, letra a letra, aquel corolario que un Freud desolado al hilo de la Gran Guerra, escribe en 1915: «Allí donde la comunidad se abstiene de todo reproche cesa también la yugulación de los impulsos perversos y los hombres cometen actos de crueldad, malicia, traición y brutalidad cuya posibilidad se hubiera creído incompatible con su nivel cultural». Cuando la triple AAA significa cualquier cosa -bonos basura incluidos-, el desbordamiento de la aguas apresadas del yo está servido. Y ya Pascal nos había prevenido respecto de él sentenciando mucho antes que el médico austriaco: «El yo es odioso».

Desinhibidos los impulsos primitivos de los directivos de Wall Street, ¿a dónde se dirigen entonces sus pulsiones libidinosas de un yo incapaz ya en su ceguera moral de consideraciones altruistas o meramente responsables? Pues precisamente al objeto con que opera la banca: el dinero, como si la codicia fuese el perpetuum mobile que buscase placer en la posesión siempre infinita de la mayor parte del todo. Por eso podían darse salarios de 485 millones de dólares y bonos de 131 millones, o las cifras de retribución e incentivos que se manejaban en nuestro propio sector bancario.

Ahora bien, la codicia plantea un problema de ambivalencia: todo lo que tiene de pulsión del Eros lo tiene en su envés de pulsión de Tánatos o de muerte pues nunca se verá saciada. Por eso, cabe entender con nitidez el matiz sádico que comportaba: siendo el dinero finito, lo detraído a otros (clientes inclusive) causaría más pronto que tarde 50 millones de empleos perdidos a escala mundial y unos costes cifrados en 20 billones de dólares sólo en Estados Unidos. Y todas sus propiedades acumuladas que desfilan por la película -solamente Lehmann Brothers tenía 60 aviones privados- no resultan, en su desmesura, otra cosa que el símbolo del gran terror a la muerte. La dialéctica irreversible que conduciría antes o después a la quiebra del sistema y de sus propias organizaciones vendría a significar el impulso de auto-destrucción que Freud adivinó al socaire del sadismo.

En segundo lugar, esta psicología del «señorito insatisfecho» de la que hablaba Ortega en su concepto de «hombre-masa» y que la película exhibe -algún día habrá que meditar seriamente cómo las masas en el preciso sentido orteguiano se han hecho con el poder en las empresas y especialmente en la banca de un tiempo a esta parte-, lleva en su vivir instantáneo y eternamente presente la necesidad compulsiva de cada vez nuevas experiencias de vértigo. Las adicciones están, pues, servidas, y más aquellas que ayudan a silenciar los ecos lejanos de una conciencia moral exangüe. Por eso, se entiende muy bien algo que Ferguson destaca una y otra vez en la película: el alto consumo de cocaína entre las elites de Wall Street (y en nuestros entornos organizacionales, añado yo), íntimamente ligado a la necesidad de unos ingresos elevados, como fenómeno de reacción y compensación.

Ahora bien, el carácter adictivo de dicha droga proporciona una compensación inmediata pero supone una auto-agresión con efectos destructivos a medio plazo, además de poner en tela de juico el sereno equilibrio necesario para la toma de decisiones directivas y financieras. Todo ello se anuda congruentemente con otro matiz muy relevante que Ferguson trae a colación: el recurso compulsivo a la prostitución de lujo (1600 $/hora), donde una vez más la pulsión sexual adictiva revela una angustia existencial cuanto menos poco compatible con la prudencia e higiene mental directivas. No es aventurado decir que tales formas de huída y alivio de la realidad van íntimamente unidos a la pérdida de sentido de la economía y productos financieros, a su desconexión con el estado real de cosas y, por lo tanto, al carácter delirante de la naturaleza de la crisis causada.

Hay un pasaje en el film que resume la quiebra antropológica -que siempre comporta una bancarrota moral- a la que nos referimos. La refiere el presidente del FMI, tras una cena con la FED, la Administración y los mayores bancos del país. En un momento de la sobremesa, espeta un banquero con la aquiescencia del resto de sus colegas: «Todos aquí sabemos que lo que ha ocurrido se debe a nuestra codicia pero la culpa no es nuestra, la culpa es vuestra por no regular Wall Street. La codicia es un sentimiento humano y ustedes deberían haberla puesto freno». La negación y transferencia de la culpa por un lado y la revelación de las pulsiones primitivas más negativas remite directamente, por una parte, a la estulticia moral y, por otra, a formas psicopáticas muy graves. Si bien se mira, ha resultado muy elevado el precio de nuestro querer comprender el sustrato humano de los agentes de la Crisis.

Y ya que con rigor histórico se puede afirmar que nunca tan pocos hicieron tanto daño a tantos en este Armagedón forjado, en primera instancia, en Wall Street para ser después imitado por el sistema financiero europeo, cabe muy bien aplicarles aquella sentencia del propio Freud cuando asistía contristado al encanallamiento de las elites europeas: «En realidad, tales hombres no han caído tan bajo como temíamos, porque tampoco se habían elevado tanto como nos figurábamos». Y, de paso, entre todos quitar el reconocimiento social al mundo financiero, incluido el nuestro. Son los pequeños beneficios del comprender, esto es, de sentirnos todavía vivos.

Ignacio García de Leániz Caprile es profesor de Recursos Humanos de la Universidad de Alcalá de Henares. 

martes, 3 de mayo de 2011

Aprender de los mejores: SECURA y Salvia Comunicación

Para completar nuestra formación sobre la gestión y calidad de los servicios, hemos organizado, durante el horario de clases, dos sesiones (los miércoles 4 y 11 de mayo) con los directivos de dos empresas, en los que se aprecian numerosas dimensiones de un proyecto personal y profesional. Serán en el aula 2.2.

Se trata de dos empresas de servicios de sectores diferentes. SECURA es una empresa de seguridad informática y Salvia Comunicación, como indica su nombre, es del sector de la comunicación empresarial. De las dos hay un enlace en el apartado de Empresas de Servicios en nuestro blog. 

Es verdad que, si queremos, siempre podemos aprender algo que nos ayude a diseñar y aplicar nuestro proyecto personal y profesional o a mejorar en diferentes aspectos de nuestra vida. De hecho, si tenemos la actitud adecuada siempre podemos aprender algo nuevo cada día. También de lo que nos parece que son errores y fracasos.

En las relaciones interpersonales y en las actividades formativas, es muy importante tener la actitud de escuchar con atención,  pues de lo contrario no será fácil aprender de los demás. La formación no termina nunca. La persona es un ser relacional y en “crecimiento”. Siempre es posible mejorar como personas y como profesionales. Podemos mejorar por “dentro” y por fuera: en nuestras capacidades, competencias, conocimientos, valores, actitudes, etc. El problema es preguntarnos si queremos aprender y para qué. Después, habrá que concretar el cómo.
 
Pero, cabe preguntarse, ¿Quiénes son los mejores para aprender de ellos, ¿por qué son mejores? Me refiero a las personas, ya que las organizaciones y empresas son comunidades de personas y serán mejores, cuando las personas que la forman mejoran.

No quiero que te compliques. Simplemente, pregúntate si quieres mejorar y por qué. Después descubrirás personas y situaciones de las que aprenderás siempre algo. Una posible forma de plantearse la mejora es: de esta persona, de este amigo o compañero, de este artículo, de este libro, etc.… ¿qué puedo aprender, de acuerdo con mi proyecto personal y profesional? Como puedes comprobar, una y otra vez, se vuelve a poner de manifiesto la importancia de tener bien claro nuestro proyecto profesional, que ha de ser coherente con nuestro proyecto vital.
 
Objetivos y metodología de las sesiones con profesionales

Los objetivos de estas sesiones con profesionales se resumen en una palabra: aprender. Trataremos de escuchar con atención y preguntar con libertad y respeto, procuraremos insistir en las cuestiones que nos interesan más. No me refiero solamente a los objetivos y contenidos de nuestra asignatura, sino también a los intereses personales de los asistentes.

Por tanto, será necesaria cierta preparación de cada una de las sesiones. Al menos conocer despacio su web, hacer alguna búsqueda por Internet y apuntar todos los temas en los que nos gustaría profundizar. Dedicaremos unos minutos en las clases anteriores a cada sesión, a comentar algunos temas que pueden interesar a todos.
 
Vamos a tener una sesión de trabajo, es decir, a reflexionar juntos sobre la realidad de cada día de dos empresas que, como todas, están en un entorno difícil con mucha competencia y en plena crisis económica, cultural y social. Tendremos la oportunidad de conocer a sus directivos, preguntar sobre cómo superan esa dificultades que todos tenemos. También podemos comentar sus experiencias en relación con la formación que recibieron en la universidad y la que han tenido que adquirir en su desarrollo personal y empresarial. Y…todo lo que te interese, sobre los temas que se tratarán durante las sesiones. Mi propuesta es que nos presenten su empresa en unos 30-40 minutos como máximo. Después, comenzarán las preguntas hasta completar el tiempo de la clase.

Por el interés formativo de estas sesiones, hemos pensado que pueden asistir todos los alumnos que lo deseen aunque no se encuentren matriculados en la asignatura. Por tanto, puedes invitar a tus amigos y conocidos. El límite será la capacidad del aula. Además de la información que aparece en la web de cada empresa, me gustaría hacer un comentario breve de cada una.
 
SECURA. Protegemos tu información, te protegemos a ti (miércoles 4 de mayo)

Laia es la máxima responsable de esta empresa y es antigua alumna desde hace pocos cursos. Siempre ha tenido claro que hay que tener un proyecto ilusionante que nos ayude a superar dificultades y a mejorar como personas. Después de varios años de experiencia profesional, emprende este proyecto con su socio, que aporta toda su preparación y experiencia profesional en el sector de la seguridad informática.

SECURA ha recibido algunos reconocimientos y premios como proyecto de emprendedores. Pero sobre todo, ha recibido el aprecio de las personas, de sus clientes que valoran el esfuerzo, la creatividad y el trabajo bien hecho. Para SECURA, lo primero son las personas y no las máquinas. Esto se puede apreciar en numerosos aspectos que comentaremos en clase. 

La calidad de servicio, dependen de la calidad de las personas. Como podréis comprobar, SECURA está formada por excelentes profesionales y sobre todo por personas competentes, con calidad humana y profesional.

Salvia Comunicación,….porque la comunicación vende (miércoles 11 de mayo)

He conocido esta empresa recientemente. La “culpable” es Arantxa, periodista andaluza y consultora de marketing y comunicación, que hace unos años estuvo invitada en esta misma asignatura. Arantxa conoce bien nuestro proyecto formativo y ha experimentado el desarrollo personal de sus contenidos. Por eso, desde que se incorporó a Salvia me ha insistido que, como así ha sido, esta empresa reúne las características necesarias para que la conocieran mis alumnos. 

Me sorprendió gratamente conocer a Antonio, su socio-director. Por teléfono parecía mayor. Después he comprobado que su juventud es no solo cronológica y que un buen ejemplo es esta empresa que tienen ya ocho años de actividad. Otro buen ejemplo es que Antonio es un emprendedor que ayuda a otros a desarrollar su propia empresa y además, forma parte de la Junta directiva de la Asociación de jóvenes empresarios.

La comunicación es un factor clave para la venta de servicios, debido a la complejidad del proceso de venta de un conjunto de promesas, como son los servicios. Hablaremos, entre otros temas, de las diferentes líneas de negocios de Salvia Comunicación. Podremos comprobar las características de la comunicación excelente, eficaz y eficiente.

Actualización: Después de estas sesiones, te darás cuenta de lo importante que es la formación personal, aprender de todas las personas y convencerte de que la formación no acaba nunca...nunca. Te recomiendo que visites el blog  "Un encuentro, una solución". Seguro que aprenderás muchas cosas. Por ejemplo en la entrada ¿De dónde vienen las buenas ideas? Ahí encontrarás el siguiente vídeo:

jueves, 28 de abril de 2011

Ana María Matute: "El que no inventa no vive"

Sus Majestades los Reyes han hecho entrega el pasado miércoles del Premio Cervantes 2010 a la escritora barcelonesa Ana María Matute en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá. En su discurso, la autora ha manifestado su alegría y su gratitud por el premio recibido. Más breve, menos erudito, más cercano y sincero que discursos precedentes, el de la escritora Ana María Matute en Alcalá de Henares, ha calado en los asistentes. En presencia de los Reyes, el presidente del Gobierno y otras autoridades, esta frágil señora de 84 años ha desplegado una férrea y bella defensa de la invención como valor supremo en la vida. "El que no inventa no vive", ha aseverado Matute con convicción. Ella es la tercera mujer que recibe el galardón más prestigioso de las letras hispanas.

¿Por qué nos hacemos eco de esta noticia, en este blog? Porque, además de su interés y de lo que puede ayudarnos en nuestra formación, nos llena de orgullo que nuestra Universidad de Alcalá aparezca en todas las noticias y en todos los medios que se hacen eco de este Premio Miguel de Cervantes, considerado como el galardón literario más importante en lengua castellana.

¿Tu estás vivo? ¿Inventas, imaginas, eres creativo? ¿Procura mejorar las realidades que te rodean? ¿Tienes iniciativa?¿Has leído alguna obre de la nuevo Premio Cervantes?. Por favor, lee el discurso de Ana María Matute y comenta lo que más te interese. 

"Por edad, Matute pertenece a la generación llamada “los niños de la guerra” (ella la califica de “niños asombrados”), de la que también forman parte Rafael Sánchez Ferlosio, Ignacio Aldecoa, Carmen Martín Gaite y, entre otros, los hermanos Goytisolo. Sorprende, sin embargo, la precocidad de la autora a la hora de escribir y publicar. A los 17 años escribió Pequeño Teatro, que publicaría años más tarde, en 1954. Su primera obra editada fue Los Abel (1948), finalista del Premio Nadal el mismo año que Miguel Delibes lo obtuvo con La sombra del ciprés es alargada. En 1953 publica Fiesta del noroeste y en 1956 En esta tierra, novela que apareció censurada y que muchos años después, en 1994, volvió a publicar corregida con el título de Luciérnagas. De 1958 es otra de sus obras más conocidas, Los hijos muertos...

El párrafo anterior pertenece a un reportaje titulado "Fantasía, amargura y sentimiento de pérdida" , publicado por Aceprensa. Se hace un recorrido por la vida y la obra de Ana María. Como puedes comprobar, su obra es un reflejo de sus circunstancias personales en cada momento. Hay enlaces, que te aconsejo leer, a comentarios de sus principales obras. 

Un amigo me ha dicho que, además de inventar como dice nuestra Ana María, leer es vivir. ¡No seas perezos@ y lee!¿vale? A los lectores de este blog, les gustaría conocer tus opiniones sobre el contenido de esta entrada.

Actualización. He encontrado un vídeo, que te pongo a continuación, sobre una rueda de prensa con Ana María Matute, tras conocer que le habían concedido el Premio Cervantes. Dura 14", pero vale la pena escuchar y ver a esta gran escritora.


domingo, 24 de abril de 2011

La universidad, ¿maestra de la vida?

Mi tesis -escribe el Profesor Argandoña en su blog- es que sí, que los jóvenes aprenden mucho en su puesto de trabajo (si lo consiguen, claro), porque ahí aprenden actitudes, valores, capacidades y virtudes que la escuela y la universidad no les proporcionan. Y no es un problema de falta de medios económicos, sino de que nuestros sistemas educativos actuales no favorecen la adquisición de esos valores y habilidades, a unos alumnos que son individualistas, emotivistas, hedonistas y sobreprotegidos. Y, claro, reparto también mucha responsabilidad a las familias. Y, por no dejar títere sin cabeza, a la sociedad. O sea que es bueno que sigamos haciendo examen de conciencia.

El párrafo anterior, es el resumen de su artículo del 21.4.11 en El Periódico (verlo aquí), con un título muy significativo “La escuela, ¿maestra de la vida?”. Copio a continuación algunos fragmentos de dicho artículo. Pueden ser una buena ocasión, para reflexionar sobre el diseño y desarrollo de tu proyecto de formación personal y profesional.
***
¿Fallo de la universidad, del instituto o de la escuela, de la sociedad, de la familia? No quiero repartir culpas, en las que también yo estoy implicado. En todo caso, los alumnos que ahora llegan al parvulario son individualistas (a pesar de las redes sociales), emotivistas (se dejan llevar por las emociones más que por la razón), hedonistas (si la clase no es un juego, no hay quien los aguante), buscan protección (algo que los padres prodigan ahora, sobre todo frente a la escuela) y compensaciones inmediatas (eso de estudiar para el día de mañana, aunque sea al final del trimestre, no está en su radar mental). Y lo peor del caso es que, después de un 30% de fracaso escolar, al salir de la universidad, muchos de ellos siguen con esas mismas características. No me extraña, pues, que las empresas se desesperen por la falta de calidad profesional, y a veces también humana, de los que aspiran a trabajar en ellas. Pero… con esos bueyes hemos de arar, como dice el refrán castellano. 

¿Qué piden las empresas al sistema educativo? No suelen pedir más conocimientos, salvo quizá en algunas carreras especializadas; en todo caso, todas desean mejor formación en idiomas. Quizá se conforman con lo que hay, pero les gustaría que los empleados potenciales viniesen con conocimientos más prácticos, que es una manera de decir que lo que falta son las capacidades necesarias en el puesto de trabajo, a las que ya me he referido antes: capacidad de pensar con iniciativa y relacionando cosas (hay demasiados compartimentos estancos en la universidad), de trabajar en equipo, de disciplina y autoexigencia (demasiado énfasis en los incentivos externos: ¿qué me das a cambio de un poco más de esfuerzo?)…

Por otro lado, cuando los candidatos a los escasos puestos de trabajo disponibles llegan a las empresas, están más interesados en preguntar a qué hora es la salida que cuáles son sus oportunidades de formación y carrera. Quizá los docentes no ayudan mucho a la hora de prepararles para lo que se van a encontrar, porque no conocen el mundo de la empresa más allá de algunos clichés ideológicos que, eso sí, han inculcado muy bien a sus alumnos. O quizá las empresas no ayudan tampoco a ese encaje, porque están más preocupadas por sus relaciones con los sindicatos que por la formación de una plantilla eficiente y dedicada, a la que han de tratar con generosidad si quieren ganar su lealtad.

Se nos llena la boca cuando hablamos de la importancia de la educación para el futuro de la economía. Y tenemos razón. Lo que no tenemos tan claro es cómo vamos a mejorar la cantidad y calidad del capital humano que, decimos, va a ser la clave del nuevo modelo productivo español. El sector pide más dinero, pero no parece que nuestros problemas vayan por ahí. Los sindicatos protestan por las reducciones de presupuesto. Parece que los grandes problemas sean la sexta hora, la lengua curricular, el reparto de los inmigrantes, los criterios para asignar alumnos a los centros públicos y concertados, el uniforme… ¿De verdad creemos que estos son los grandes problemas de nuestro sistema educativo?

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Aunque ya hemos tratado en este blog sobre la naturaleza y objetivos de la formación universitaria, me parece de gran interés reflexionar una vez más sobre este tema, que tanto nos puede ayudar a aprovechar mejor el tiempo que nos quede como universitario (tanto como alumno, como profesor). Te sugiero a continuación, sin ser exhaustivo, algunas preguntas para contestar en los comentarios de esta entrada. ¡Cómo me gustaría que te hicieras otras preguntas diferentes!

¿Puedes dedicar algún comentario a plantear preguntas sobre este tema, desde tu experiencia personal y contestarla? ¿Qué formación personal y profesional te ha proporcionado la universidad? ¿La universidad es maestra de la vida? ¿Qué formación personal y profesional de los universitarios necesita las empresas y la sociedad? ¿Qué formación es la mejor, en tu opinión y porqué, la de la universidad o la que se adquiere a lo largo de la vida personal y profesional? Para el desarrollo personal y profesional, ¿hasta qué punto es necesario ser universitario? Sin olvidar la situación actual de la universidad (calidad formativa, selección de alumnos y profesores, contenidos de la asignaturas, metodologías y evaluación docente, etc., ¿cómo podrías mejorar con sentido realista tu formación personal y profesional?.

Antes de contestar a las preguntas, te aconsejo leer despacio "La juventud en España: ¿sal y pimienta?, en donde se analiza la situación laboral de la juventud en España y sus valores.

domingo, 17 de abril de 2011

Ay, ay, ay. O mentiras rentables

Ha caído en mis manos un artículo de Paco Sánchez, publicado en Nuestro Tiempo, en octubre de 2010 (verlo aquí). Se titula “Ay, ay, ay”. Merece una lectura atenta, entre otras razones, porque es muy corto. 

Copio el primer párrafo:

“Hace año y medio conté en una columna la curiosa historia de una mesa redonda que moderé en el 2001 ó 2002: “El tema era la gripe. Fui dando la palabra a los cuatro médicos que me acompañaban en la tribuna ante un público de unas ochenta personas. Terminada la primera ronda de intervenciones, comenté un poco asombrado: ‘Han dicho que este año hay la misma gripe de siempre e incluso alguno ha llegado a afirmar que hay menos que nunca. Sin embargo, los telediarios abren desde hace varios días con imágenes sobre hospitales congestionados por la epidemia de gripe…’ Silencio. Ninguno de los ponentes decía nada. El que se sentaba a mi derecha me dijo en voz muy baja, escapando del micrófono: ‘Relenza’. Me asusté. Y sin tener en cuenta la prudencia de mi interlocutor, dije: ‘¿Me están diciendo ustedes que esto es una gripe mediática?, ¿un montaje para lanzar un nuevo medicamento?’ Asintieron con la cabeza. El Relenza, uno de los antivirales que ahora se prescriben para la gripe porcina, mexicana, nueva, o Ah1n1, acababa de salir al mercado. De aquella supuesta epidemia de gripe no se supo más”.

“La farmacéutica es  una industria clave en nuestro sistema, y no sólo en el económico. Sin embargo, una parte de este sector ha demostrado muy pocos escrúpulos en el último medio siglo. Quizá fueron los primeros en entender a fondo las ventajas de una acertada comunicación estratégica, y como consecuencia, más que a la promoción directa de sus productos, se han orientado a la intervención en el discurso cultural. Para ello han recurrido a muy diversos procedimientos: desde la creación de lobbies con apariencia de institutos de investigación hasta la financiación de sociedades médicas.” (Leer más...)

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Con los párrafos anteriores comienza una de las las últimas entradas (te recomiendo una lectura atenta) del Blog de Antonio Argandoña, que tiene el mismo título que he copiado en el título de esta entrada de nuestro Blog.

Antonio tiene un excelente curriculum que parece en su página personal. Es un antiguo profesor y amigo. Lo tuve como profesor, cuando hice el Programa de Dirección General (PDG) del IESE, hace ya más tiempo del que quisiera.

Curiosea su blog. Estoy suscrito y además de aprender muchas cosas, me sugiere ideas y reflexiones sobre los tres temas que trata: Economía, Sociedad y Responsabilidad social y ética de la Empresa.

Te copio el título y el comienzo de otra de las últimas entradas. Seguro que además del tema anterior, también te interesa profundizar y compartir con todos tus conclusiones.

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La respuesta de John Kay es no (ver aquí su artículo “The economists still stubbornly sticking to their guns”, en el Financial Times de hoy, en inglés, claro). O quizás quiere decir que nos damos cuentas de nuestros errores, pero no somos capaces de corregirlos.

Kay critica a los economistas, porque está hablando de lo poco que hemos aprendido de la crisis reciente, y porque es el gremio que conoce mejor. Pero sus comentarios valen, me parece, para todos, o casi todos. Los casos que cita son de expertos que mantuvieron una posición antes de la crisis, quizás reconocieron sus errores cuando aparecieron los problemas, pero luego han vuelto a reafirmarse en sus ideas originales

Me parece lógico, hasta cierto punto. Todos partimos de una manera de ver el mundo, que condiciona nuestros análisis y nuestras acciones. A fuerza de ver las cosas de una manera, nos cuesta cada vez más entender otras maneras distintas. No es cuestión de falta de buena voluntad: nos faltan medios. Si, por ejemplo, uno se ha pasado toda la vida diciendo que las personas actúan siempre por motivos egoístas, le faltarán las categorías mentales para entender que quizás puedan actuar de otra manera, y cuando ese científico social vea un acto de generosidad, pensará, probablemente, que es un caso de egoísmo encubierto: debe hacerlo, pensará, para quedar bien, para satisfacer su ego, para obtener alguna ventaja futura,…(Leer más..)
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Para terminar te dejo un vídeo para sonreír....y para pensar


Actualizacióin. Por su importancia y actualidad aquí  puedes ver las entradas del Blog de Antonio Argandoña que se reefieren a la corrupción. También te aconsejo leer un etrada del  Blog de  Profesor del IESE Julián Villanueva, (al que ya nos hemos referido en este blog). Ver Políticos corruptos, ¿ciudadanos idiotas?

sábado, 16 de abril de 2011

Claves para la comunicación de ideas y valores


“La comunicación de ideas y valores afecta convicciones y comportamientos que no cambian de la noche a la mañana y tienen tiempos largos de maduración intelectual y existencial”

Hay una percepción de la creciente importancia de la comunicación pública, esa que se produce en el escenario de los viejos y nuevos medios, y que se sustancia en una opinión pública de ámbito local, nacional o internacional. En el planeta interconectado que habitamos tiene lugar una gran conversación en la que participan ciudadanos e instituciones, y en la que se crean tendencias y opiniones compartidas. (…)

Ese mundo de la comunicación pública es una realidad compleja, como un mar proceloso, lleno de peligros. Junto a la frivolidad y ligereza aparentemente inocuas que muchas veces lo caracteriza, se producen crisis de gran dureza, donde entran en conflicto ideas y valores que ocupan un lugar principal en nuestras convicciones más íntimas. Asistimos todos los días a debates sobre la vida, la familia, la educación, la economía, las costumbres, la religión, la política y sobre todos los temas que más nos interesan y nos afectan.

Con esas percepciones como fondo, intentaré responder brevemente a esta pregunta: ¿es posible comunicar ideas y valores en una sociedad pluralista, global, relativista y compleja? ¿Es posible no ya transmitir esas ideas y valores, sino argumentarlos de forma que posean alguna capacidad de convicción?

En mi opinión, la comunicación de ideas y valores tiene dos requisitos. Para comunicar bien es necesario tener claros los mensajes que deseamos difundir y es preciso también tener claras las reglas de la comunicación. Así como existen leyes de la economía o de la construcción que se aplican de forma universal, de modo análogo existen reglas de la comunicación pública, que se aplican independientemente de la validez intrínseca de los mensajes que deseo transmitir.

A lo largo de esta exposición les propondré nueve principios de la actividad de comunicación. Tres se refieren al mensaje que se quiere difundir; tres a la persona que comunica; y tres al modo de transmitir ese mensaje en la opinión pública.

Veamos primero los que se refieren al mensaje: En primer lugar, el mensaje ha de ser positivo. Somos propensos a seguir las banderas que levantan las personas que desean promover proyectos, personas que hacen realidad el conocido principio: es mejor encender una lumbre que maldecir la oscuridad.

(…) En segundo lugar, el mensaje ha de ser relevante. La comunicación no es sobre todo lo que yo digo, sino lo que el otro entiende. Y los procesos de difusión de ideas se producen en un mundo saturado de información, de propuestas políticas (vótame) y de ofertas comerciales (cómprame). Los ciudadanos son como esos pobres conductores que sufren los atascos de las grandes ciudades, aturdidos por el ruido ensordecedor de las bocinas. En esa atmósfera saturada tiene que abrirse paso nuestro mensaje, no a base de ruido sino a base de sentido.

En tercer lugar, el mensaje ha de ser claro. La claridad es necesaria siempre, pero de modo particular cuando se trata de difundir cuestiones complejas. Es una cualidad relevante, por ejemplo, en el trabajo de divulgación que se realiza desde una universidad. Implica transformar el conocimiento erudito, el fruto de años de investigación en un idioma comprensible. La comunicación no es compatible con la oscuridad del lenguaje: hay que buscar palabras sencillas y claras, aun sabiendo que no se trata de transmitir de modo banal argumentos difíciles. De ahí el valor de la retórica, la literatura, las metáforas, las imágenes, los símbolos, para transmitir ideas y valores.

Pasamos al segundo grupo de principios de la comunicación, que se refieren a la persona que comunica: En primer lugar, la comunicación se basa en la credibilidad. Para que un destinatario acepte un mensaje, la persona o la organización, que lo propone ha de ser creíble. La credibilidad se merece cuando se dice la verdad y se actúa con integridad. Por el contrario, la mentira y la incoherencia anulan en su base el proceso de comunicación. Podemos afirmar de la credibilidad lo que se dice de la reputación: cuesta años construirla y se puede perder en pocos minutos.

En segundo lugar, se requiere empatía. La comunicación es en el fondo una relación que se establece entre personas. No estamos ante mecanismos automáticos y anónimos de difusión de ideas que se producen en un ambiente aséptico. Intervienen personas, cada una con sus puntos de vista, sus circunstancias y sus sentimientos. De nuevo aparece la importancia de escuchar y de hacerse cargo de las preguntas del otro. Cuando se habla de modo frío, se amplía la distancia que separa del interlocutor. Dice una escritora africana que una persona llega a su madurez cuando toma conciencia de su capacidad de “herir” a los demás y cuando obra en consecuencia.

Nuestro mundo está superpoblado de corazones rotos y de inteligencias perplejas. Las propuestas de valores no pueden ser agresivas ni arrogantes. Es preciso aproximarse con delicadeza al dolor físico y al dolor moral. Empatía no significa renunciar a las propias convicciones, sino ponerse en el lugar del otro. En la sociedad de la comunicación, convencen las propuestas llenas de sentido y llenas de humanidad. 

Si uno se expresa de forma violenta, el espectador sacará sus conclusiones. La verdad no se lleva bien con la agresividad. La claridad no es incompatible con la amabilidad. La cortesía ayuda a eludir la trampa de la violencia verbal. Cuestión distinta es el derecho a contradecir ideas con serenidad, de modo firme. 

Estos son los nueve principios que deseaba repasar con ustedes. Pienso que, en estas condiciones —con mensajes positivos, relevantes y claros; transmitidos por personas creíbles, empáticas y amables; de forma profesional, transversal y gradual— la comunicación de ideas y valores alcanza buenos resultados. Y pienso también que las mejores ideas merecen la mejor comunicación. En tiempos de crisis y en tiempos de normalidad.
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Los párrafos anteriores son un resumen de la Lección inaugural (ver texto completo aquí) del Año Académico de la Universidad de Los Andes (Chile), sobre la comunicación de ideas y valores en una sociedad pluralista, a cargo de Juan Manuel Mora, Vicerrector de Comunicación Institucional. Universidad de Navarra.
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Me da mucha alegría poder dedicar esta entrada a este texto y sobre todo, de un autor como Juanma Mora. Lo conocí en Granada en su época de estudiante. Desde entonces y en sus diferentes actividades profesionales, he podido comprobar una y otra vez su estilo claro y comunicativo, que convence con respeto y claridad Siempre aprendo cosas de Juanma. De hecho, mi principales temas de investigación son consecuencias de diferentes conversaciones. Especialmente una más larga, que tuvimos en Roma, hace una década en una tarde del "ferragosto".

Aunque Juanma es de San Fernando (Cádiz) y yo de Sevilla, siempre nos hemos entendido bien. Su cara siempre sonríe de manera acogedora. Puedes ver una fotografía reciente, si lees (te lo aconsejo) una entrevista a Juanma publicada en la revista "Qué Pasa" que tiene como título Opus Marketing