Según Martín Lindstrom, el neuromarketing es
una mezcla entre ciencia y publicidad. Está demostrado que un 85% de las
compras se realizan de forma emocional y tan solo un 15% se hace de forma
racional, por tanto, intentemos aplicar las emociones a la venta de
nuestros productos.
El neuromarketing se puede aplicar al diseño de
productos, a los servicios que ofrezcamos, a la forma, tamaño y color de los
envases y fundamentalmente a la comunicación que seamos capaces de
generar.
¿Quién no ha pasado por una calle donde hay una
pastelería y el olor nos ha llevado a entrar y comprar un
pastel? Algunas tiendas utilizan la música o un olor
característico para marcar la experiencia en el cerebro del consumidor. Si, por
ejemplo, tenemos una tienda física de alimentación, hemos de saber que
los consumidores compran más si tienen hambre, sueño o van acompañados por
niños. Por tanto, podemos aplicar promociones que les hagan pasar por nuestro
comercio a determinadas horas del día y a ser posible que vengan acompañados
por sus hijos.
Mediante un experimento en una tienda de
productos gourmet donde se vendían productos italianos y
franceses, se comprobó que si la música que sonaba de fondo era francesa, se
vendían más productos franceses, y en cambio si era italiana, se vendían más
productos italianos.
También es muy importante la forma en que coloquemos
los productos en nuestro establecimiento. Si tenemos una tienda y el
consumidor entra por la parte derecha, comprará más que si lo hace por la
izquierda, pues la mayoría de las personas tenemos tendencia a coger impulsivamente las
cosas que nos quedan a mano; si lo cogemos con la mano izquierda es
posible que nos arrepintamos y lo dejemos (por lógica es muy posible que esto
cambie para las personas zurdas).
Si el consumidor toca un producto, hay
un 12% más de posibilidades de que lo compre, ya que se establece una
relación emocional consumidor/producto. En consecuencia, hemos de dejar que
todo esté a su alcance y lo pueda tocar.
Compras por Internet
Un internauta buscará en diferentes páginas web
para encontrar la mejor oferta, pero si es interrumpido porque
suena el teléfono, llaman a la puerta o se levanta a por un café, cuando vuelva
a sentarse delante del ordenador, seguramente comprará en la página en la que
se quedó realizando su búsqueda. ”El cerebro se reinicia y la compra es
inmediata”.
Un papel sumamente importante lo juega también la comunicación
en redes sociales, ya que establece relaciones emocionales entre
marca/consumidor y posiblemente muy pronto encontraremos estudios biométricos
que nos indiquen qué tipo de información, mensaje, fotografía, color y en un
futuro seguramente olor consiguen que decidamos la compra de un producto
gracias a nuestra “relación social” con la marca.