Marketing y Servicios: La opinión de Twitter no siempre refleja la realidad

martes, 23 de julio de 2013

La opinión de Twitter no siempre refleja la realidad

La opinión predominante en Twitter no es lo que la mayoría de la sociedad piensa: aquella se inclina más a la izquierda y a la crítica. Así lo muestra un estudio del Pew Research Institute, tras comparar durante un año las reacciones en esta red social con las opiniones expresadas en las encuestas ante ocho grandes acontecimientos de la vida política de Estados Unidos.

El estudio del Pew concluye que “las reacciones en Twitter a importantes acontecimientos y decisiones políticas a menudo difieren bastante del sentir de la opinión pública en las encuestas”. La divergencia viene de que “en ocasiones Twitter es más progresista que lo que expresan las respuestas de las encuestas, y en otras es más conservador. Normalmente, lo que destacan son los comentarios negativos”.

A juzgar por la conclusión del Pew –que es lo que están repitiendo de forma aséptica muchos medios–, parece que la falta de coincidencia se da bien porque los tuiteros se pasan de progresistas bien porque se pasan de conservadores. Sin embargo, los mismos casos analizados por el Pew desmienten esa conclusión tan neutral: en realidad, la opinión predominante en Twitter es la progresista, y es ésta la que con más frecuencia no coincide con la de las encuestas.

En cuatro de los ocho acontecimientos analizados por el Pew, la reacción en Twitter fue más proclive a la postura progresista que la media nacional. Solo dos se inclinaron en esta red social hacia la posición conservadora. Y en los otros dos casos, las respuestas en Twitter y en las encuestas fueron similares. (Sigue leyendo...)
Por ejemplo, cuando fue reelegido Obama en noviembre de 2012, una encuesta realizada en los días siguientes mostraba una división de opiniones ajustada: el 52% se declaraba “contento” con su victoria frente al 45% de “descontentos”, lo que es coherente con lo que salió en las urnas. Pero en Twitter los comentarios a favor de Obama alcanzan el 77% frente al 23%.

Twitter también fue más positivo con la sentencia de un tribunal federal que en febrero de 2012 declaró inconstitucional la ley de California que reconoce solo el matrimonio entre hombre y mujer en la Constitución estatal, y sobre la que ahora decidirá el Supremo estadounidense. El 46% aplaudió la decisión frente al 8%. Estos resultados contrastan con los de una encuesta del Pew en la que el 33% se muestra a favor frente al 44% de los críticos.

Los dos casos en que la reacción de Twitter fue más conservadora que la del sentir de las encuestas son: el discurso de Obama sobre el Estado de la Nación pronunciado en enero de 2012 y el de investidura en su segundo mandato. Y los dos casos en que las respuestas de Twitter y las de las encuestas resultaron similares fueron: la decisión del Tribunal Supremo sobre la reforma sanitaria y la designación de Paul Ryan como compañero de ticket electoral de Mitt Romney.

Otra conclusión interesante es que las reacciones en Twitter se inclinan más a la crítica que al elogio. Esto se observa, por ejemplo, en el seguimiento de la campaña presidencial: tanto Obama como Romney recibieron más comentarios negativos en esa red social que en las encuestas. Twitter se cebó especialmente con el candidato republicano entre septiembre y noviembre de 2012.

Twitter y la espiral del silencio
El estudio del Pew cita tres razones para explicar el desajuste que se produce entre lo que se expresa en Twitter y las opiniones de las encuestas. La primera es demográfica: solo el 13% de los adultos estadounidenses utilizan esa red social, y solo el 3% de ellos tuitea de forma habitual o a veces sobre noticias de actualidad. Además, añade el Pew, los usuarios de esta red social tienden a ser más jóvenes y –ahora sí lo dice con claridad– de izquierdas.

La segunda razón es el muestreo: las conversaciones en Twitter pueden incluir a los no votantes: menores de 18 años y extranjeros. Y la tercera tiene que ver con los grupos que opinan: no todos los que tuitean sobre política se pronuncian sobre cada acontecimiento político. Gracias a las etiquetas (hashtags), el Pew pudo identificar que muchos de los que se pronunciaban sobre la Proposición 8 de California no eran los mismos que tuiteaban sobre el discurso de investidura de Obama o la designación de Ryan.

Hasta aquí el estudio. Pero cabe plantear una hipótesis para explicar por qué en la red del pájaro se lleva más la opinión crítica y progresista: el mecanismo de funcionamiento de Twitter contiene varios ingredientes que pueden desencadenar la dinámica de la “espiral del silencio” que describió Elisabeth Noelle-Neuman (1).

Según esta autora, la gente trata de evitar el aislamiento cuando hay una controversia de valores. En estos debates, los que están convencidos de que sus puntos de vista son populares se expresan abiertamente y los defienden con entusiasmo, mientras que los que mantienen la posición contraria tienden a retirarse y callarse. Esta inhibición hace que la opinión que recibe apoyo explícito parezca más fuerte de lo que realmente es, y la otra más débil.

Así describe Noelle-Neuman el desenlace de esta dinámica: “Las observaciones realizadas en unos contextos se extendieron a otros e incitaron a la gente a proclamar sus opiniones o a ‘tragárselas’ y mantenerse en silencio hasta que, en un proceso en espiral, un punto de vista llegó a dominar la escena pública y el otro desapareció de la conciencia pública al enmudecer sus partidarios”
.
Esta “espiral del silencio”, que se desencadena en la vida offline cuando hay polémicas sobre valores, encuentra un terreno fértil en Twitter, la red social por excelencia que invita a tomar partido en debates controvertidos: los que son tendencia en cada momento. Además, el mecanismo de recompensa de Twitter (retuits, menciones y favoritos) puede llevar a que algunas personas no expresen sus verdaderas ideas por miedo a perder seguidores.

Es cierto que en Twitter nunca faltan pájaros cuyos exabruptos –progresistas o conservadores– les hacen ganar todavía más followers, ya sean admiradores o enemigos. Pero nada excluye que la dinámica descrita por Noelle-Neuman pueda cebarse con los usuarios inseguros: evitar el aislamiento es una necesidad acuciante en una comunidad que se alimenta de la aceptación.
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(1) Elisabeth Noelle-Neumann. La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social. Paidós. Barcelona (1995). Ver reseña.
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