La propaganda es una forma de comunicación que
tiene como objetivo influir en
la actitud de una comunidad respecto de alguna causa o posición, presentando
solamente un lado o aspecto de un argumento.
La propaganda es usualmente repetida y difundida en una amplia variedad de
medios con el fin de obtener el resultado deseado en la actitud de la
audiencia.
De modo opuesto al suministro de información libre e
imparcial, la propaganda, en su sentido más básico, presenta información
parcial o sesgada para influir una audiencia. Con frecuencia presenta hechos de
manera selectiva y omite otros deliberadamente para sustentar una conclusión, o
usa mensajes manipulados para producir una respuesta emocional, más bien que
racional, respecto de la información presentada. El efecto deseado es un cambio
en la actitud de una audiencia determinada acerca de asuntos políticos,
religiosos o comerciales. La propaganda, por lo tanto, puede ser usada como un
«arma de guerra» en la lucha ideológica o comercial.
Mientras que el término «propaganda» ha
adquirido en algunos casos una connotación sumamente negativa debido a los
ejemplos de su uso más manipulador y chauvinista (p.e. la propaganda
nazi para justificar el llamado «Holocausto» o la propaganda estadounidense para
justificar la guerra contra Irak), el sentido original de la palabra era neutro y se refería a
usos generalmente benignos o inofensivos, tales como las recomendaciones de salud
pública o las mensajes que incentivan la participación política, entre muchos
otros.
Cuando la propaganda tiene como fin el promover el consumo
y las ventas de bienes o servicios, es llamada publicidad. Debido a que este último campo de la
actividad comunicativa es muy amplio y extendido, generalmente se prefiere
darle al término propaganda un significado más restringido a los
ámbitos ideológico, político o religioso.