Mi columna de Expansión, que al menos cuando yo la envié a redacción se titulaba “Derivas generacionales” (pdf), hablaba del interesantísimo cambio de tendencia que
estamos viviendo con el fenómeno Snapchat, evidenciado en la primera campaña
publicitaria que pusieron en circulación en su red el pasado domingo. Una
campaña que no hace uso de una de las características de la red que hasta el
momento parecían fundamentales: la capacidad de segmentación.
En efecto, la posibilidad de
segmentar a la audiencia en función de variables sociodemográficas, intereses,
comportamientos anteriores, preferencias, etc. ha sido una de las grandes
ventajas que el entorno de la red ofrecía a los anunciantes: en lugar de hacer
como la televisión o la radio, que únicamente pueden segmentar en función de
bandas horarias o contenidos adyacentes y desperdician constantemente impactos
con usuarios que no son tu público objetivo, concéntralos en aquellos usuarios
que sabes que sí lo son, y que por tanto son más susceptibles de reaccionar
ante ese estímulo.
Sin embargo, como bien explica la corta entrada en el blog de Snapchat...