Coca-Cola Life lanza un magnífico spot.
Misma línea, diferentes protagonistas.
En este spot, Coca-Cola nos regala una sonrisa, nos cuenta una bella historia y nos
confirma en el amor a la familia. Todo
en uno. Y lo consigue en menos de un minuto y en un maravilloso viaje en el
tiempo que nos hace pensar: “Afortunadamente, ¡qué poco hemos
cambiado!”.
Sabíamos que Coca-Cola ha defendido
siempre una publicidad con valores, y que el amor a la familia era uno de sus valores más
recurrentes. Ahora nos muestra que, en ese contexto, el momento de la paternidad y de la maternidad es el más
maravilloso de nuestras vidas, el que supone la
más grande realización personal y la auténtica maduración de la persona.
Este anuncio, titulado “Life” en unos países y “Ser padres”
en otros, compagina perfectamente estas dos facetas: porque es, en efecto, un canto a la vida; y, al mismo tiempo, un emotivo homenaje a los
padres. Sobre todo, a los padres primerizos: a esos
padres jóvenes que, llenos de inquietud pero a la vez de alegría, se atreven –en los tiempos que corren- a tener hijos y a darles lo
mejor de sí mismos.
La historia arranca en los felices 70. La imagen nos lo muestra, y la canción de fondo (la clásica "To love somebody" de los Bee Gees, de 1967) nos introduce también en la época. Una mujer temblorosa anuncia a su marido que va a ser padres. Él la besa emocionado: es un momento de plenitud. Tras la euforia inicial, asistimos a una catarata de situaciones no previstas que cambian por completo la vida de ese matrimonio: la casa “absorbida” por el nuevo inquilino, los lloros del crío durante la noche, los paseos en los que ya no se puede correr, los desastres de la criatura… En definitiva, no tener ya un momento para sí mismos.
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