Marketing y Servicios: Economia colaborativa
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miércoles, 14 de octubre de 2015

La economía de la app


La mejora en las tecnologías de la comunicación afecta cada vez más profundamente al entorno laboral. La llegada de Internet y del correo electrónico ha simplificado –y abaratado– el funcionamiento de muchas empresas. Más recientemente, la extensión de los smartphones ha posibilitado el surgimiento de la “economía de la app”: aplicaciones que ponen en contacto a personas que necesitan un servicio con otras que pueden ofrecerlo. Aunque pretenden venderse como economía colaborativa, detrás de ellas hay empresas que se benefician de este intercambio. El ejemplo más conocido es Uber, pero ya hay plataformas para contratar todo tipo de servicios: limpieza, una consulta médica, mantener el frigorífico lleno, y muchas más.
Según los directivos de estas empresas, la economía on-demand aprovecha unos recursos que de otra forma quedarían sin usar. Pero existen contrapartidas: el trabajador muchas veces no goza del estatuto de empleado, y por tanto no tiene los correspondientes derechos laborales; su estabilidad también deja mucho que desear. Además, la plataforma no suele preocuparse de su formación. En cambio, para el consumidor todo son ventajas (más allá de las dudas de fiabilidad que puedan suscitar estas compañías al principio).
Según algunos analistas, estas empresas tienen algunas limitaciones importantes para seguir creciendo: por un lado, muchas han nacido asociadas a una idea de proximidad, y en la búsqueda de un mercado más amplio pueden perder atractivo para el público; por otro lado, varias han sido llevadas a los tribunales acusadas de competencia desleal o de aprovecharse de los trabajadores. Con todo, su mayor reto es fidelizar a los empleados: la temporalidad, la inestabilidad y los bajos sueldos no son la mejor estrategia de recursos humanos.
Fuente: Aceprensa (servicio libre de acceso on line). Ver también: "La economía de las 'apps' más accesibles"

lunes, 12 de octubre de 2015

El éxito de Tutellus

Tiene el típico aire de oficina Google: pizarras, fotografías de gente muy divertida en la pared, sofás de colores y todo eso. Bajando unas escaleras del coworking (oficina compartida), en una planta bajo del nivel de la calle se disponen varias mesas corridas y diáfanas donde trabajan los 20 empleados de Tutellus, una plataforma de cursos online nacida en 2013 y que ya tiene medio millón de clientes en 162 países. Todos atendidos desde ese modesto local de un barrio corriente de Madrid.
Soy ingeniero, esta es la cuarta empresa que monto”, sonríe a modo de presentación Miguel Caballero, cofundador de la startup junto con Javier Ortiz. Empezó hace 15 años con otra firma dedicada a formación online. “Fue bien y la vendimos a IBM”. Su segundo proyecto, Neomedia, se estrelló contra la crisis: era una empresa de ingeniería que facturaba a la administración pública fundada cuando la burbuja estaba a punto de estallar. De ahí saltó a una spin off bautizada como Med y que también vendió.

sábado, 8 de agosto de 2015

Cómo lograr vacaciones gratis (o casi)


El consumo colaborativo ha alcanzado cifras récord en los últimos años. Casas, habitaciones, coches, ropa y hasta comida compartida se traducen en ahorro para quienes se plantean viajar y conocer nuevos lugares y personas.

El intercambio de casas es un sistema que consiste en una red de propietarios que ofrecen su vivienda a cambio de otra, con la finalidad de pasar días, semanas o meses en una nueva ciudad pero con todas las comodidades de un hogar.

Entre los portales que ofrecen este servicio está IntercambioCasas. Es uno de las plataformas más populares, ya que con el pago de una cuota por afiliación de 130 euros por 12 meses se tiene acceso a una red de 65.000 viviendas en 150 países. Nació en 1992 como un catálogo impreso que se enviaba por correo postal y hoy es una empresa pionera en el consumo colaborativo.

Otra de ellas es HomeforHome, que ofrece viviendas para intercambio y que actualmente cuenta con más de 43.119 casas en 130 países. La página brinda a los propietarios un mes de prueba gratis y ofrece varias opciones de pago: tres meses y por un año, a 6,67 euros y 3,50 euros cada mes, respectivamente. También tiene el plan premium, válido por un año pagando 5,58 euros cada mes.

sábado, 23 de mayo de 2015

El valor de la sostenibilidad


Sustainable Brands es una iniciativa impulsada hace diez años en los Estados Unidos por Koann Vikoren Skrzyniarz para generar una comunidad de profesionales del mundo de la empresa interesados en la innovación y la sostenibilidad. Entre sus principales iniciativas están las conferencias que tienen lugar en diversas ciudades del mundo. Gracias a los amigos de Quiero Salvar el Mundo Haciendo Marketing, Sustainable Brands ha llegado a España, y desde el Center for Business in Society hemos colaborado como socios académicos del evento.

Durante dos días hemos tenido ocasión de escuchar diversas experiencias de marcas que trabajan en torno a la sostenibilidad, y hemos crecido en la convicción de que este enfoque no sólo aporta valor a las empresas sino también a la sociedad.


Reimaginar (Reimagine), Rediseñar (Redesign) y Regenerar (Regenerate) son tres conceptos en torno a los que giran las conferencias de Sustainable Brands, y así fue también en el caso de la conferencia en el IESE.

La sostenibilidad es, en primer lugar, una ocasión para reimaginar, es decir, para cambiar nuestros procesos de decisión. La sostenibilidad no es sólo “cambiar cosas de sitio”, un maquillaje superficial para que todo siga igual. Es, sobre todo, introducir nuevas variables en los procesos de decisión; darnos cuentas de que en la cadena de valor de la empresa podemos introducir variables distintas a las estrictamente económicas, incluyendo criterios sociales, medioambientales, éticos en los procesos de decisión. La sostenibilidad entra en todas las áreas de la empresa, porque todas pueden reimaginar sus funciones y tareas.

jueves, 14 de mayo de 2015

Uber ya vale el doble que Twitter

Uber ya vale el doble que Twitter. La appespecializada en el transporte de viajeros ha conseguido alcanzar los 50.000 millones de dólares de valoración gracias a su última ronda de financiación. Esta app ha sido una de las que más polémica ha despertado a lo largo del año por su prohibición en algunos países, sin embargo esto no ha frenado el apetito de los inversores, que continúan viendo el potencial de la plataforma.
Renaissance Capital, consultora que mide los estrenos bursátiles en todo el mundo, ya tiene fichadas a una decena de compañías tecnológicas que podrían llegar a valer unos 5.000 millones de dólares o más en Wall Street. A ellas habría que sumar otro medio centenar con un precio aproximado de 1.000 millones de dólares. Entre ellas, sin duda, para este año la favorita es Uber.
La aplicación que ha destartalado la industria del taxi acumula un valor de 50.000 millones de dólares, y el apoyo de titanes como el buscador chino Baidu o Jeff Bezos, el fundador de Amazon.
Para el equipo de Uber el crecimiento es la prioridad y aunque públicamente ya han anunciado que no van a dirigirse en el corto plazo hacia una oferta pública inicial, sí han sido explícitos en declarar que necesitan grandes montos de recursos para continuar con su plan de expansión global. Muchos analistas consideran que en estas instancias la forma más efectiva para conseguir capital para Uber es un OPV. Con una salida a bolsa Uber podría consolidar la ventaja con sus competidores e incrementar su presencia a nivel mundial.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Compartir mola: la revolución colaborativa

El Consumo colaborativo o Economía colaborativa es un sistema económico en el que se comparten y se intercambian bienes y servicios a través de plataformas digitales. Se refiere a la manera tradicional de compartir, intercambiar, prestar, alquilar y regalar, redefinida a través de las tecnologías de la información y la comunicación y las nuevas maneras de medir la reputación de las personas.
El movimiento del consumo colaborativo supone un cambio cultural y económico en los hábitos de consumo marcado por la migración de un escenario de consumismo individualizado hacia nuevos modelos potenciados por los medios sociales y las plataformas de tipo peer-to-peer (red-entre-pares o red-entre-iguales).
En los servicios de consumo colaborativo las barreras de desconfianza se ven minimizadas gracias al uso de perfiles de usuarios con valoraciones y referencias añadidas por otros usuarios, lo que da origen a nuevas maneras de relacionarse, intercambiar, y monetizar habilidades y/o bienes económicos, lo que era impensable hace unos años.
Aunque en este blog hay varias entradas sobre este tema, ahora quiero presentarte un vídeo donde los protagonistas nos cuenta sus experiencias sobre la revolución colaborativa.

jueves, 7 de mayo de 2015

Bienvenido a la economía colaborativa




Siguiendo el fenomenal ejemplo propuesto por Brian Chesky, fundador y CEO de Airbnb, en Estados Unidos existen aproximadamente unos 80 millones de taladros domésticos, cada uno de los cuales tiene un uso medio de unos 13 minutos a lo largo de su vida útil. Siendo esto así, ¿realmente necesitamos tener un taladro en propiedad? ¿no resultaría económicamente más rentable pagar por su uso cuando realmente necesitemos ese utensilio? ¿Y si trasladamos lo anterior al campo de la movilidad? Un coche se pasa de media más de un 95% de su tiempo estacionado. Sólo en España existen 29 millones de coches, de los cuales 5 millones apenas salen del garaje. Adicionalmente, en España se calculan unos 100 millones de asientos de coche vacíos al día. ¿Estamos siendo realmente eficientes en la asignación de los recursos existentes y en el respeto al medio ambiente?

La respuesta es no. O eso, al menos, es lo que han entendido los millones de usuarios que participan a diario en la economía colaborativa, ese nuevo y disruptivo modelo económico que amenaza con un cambio de era, igual que en su día lo hicieron las redes sociales, y que tiene como denominador común la compartición entre iguales de bienes infrautilizados o la prestación de servicios de pequeño valor económico, apoyándose para ello en Internet y las nuevas tecnologías.

Las cifras de este fenómeno son sencillamente abrumadoras. Cada mes más de un millón de viajeros se alojan en casas y apartamentos de otros particulares utilizando la plataforma Airbnb. A un usuario le sobra una habitación en su casa y la ofrece a través de la plataforma a cambio de una pequeña remuneración. Ya no es la gran cadena hotelera la que ofrece el alojamiento, sino un par, un igual. La experiencia es sencillamente distinta. La empresa, con origen en San Francisco, maneja en la actualidad más de 650.000 espacios en más de 34.000 ciudades, un volumen de alojamiento similar a cadenas hoteleras históricas como Intercontinental o Hilton. En España, el estudio "Tendencias del consumo colaborativo en España", publicado por Avancar, revela que el 76% de la población ha alquilado o compartido algún bien o servicio en algún momento de su vida.

martes, 5 de mayo de 2015

El auge de la economía colaborativa


La denominada economía colaborativa ha llegado para quedarse. Según la consultora Nielsen, España es uno de los países de la UE con mayor potencial de crecimiento en esta nueva forma de consumo impulsada por las nuevas tecnologías, pues más de la mitad de los ciudadanos están interesados en su modelo, sustentado unos principios muy básicos: compartir gastos e intercambiar bienes.

Emprendedores y ‘startups’ orientan sus negocios a nuevas estrategias, como unirse para ahorrar a la hora de hacer un mismo viaje, compartir un espacio de trabajo o comprar y vender productos de segunda mano a través del teléfono móvil. 

Su empuje dio lugar al nacimiento a finales del año pasado de Sharing España, una asociación de empresas basadas en la economía colaborativa. Por esas fechas, contabilizaba unas 400 compañías de este tipo en nuestro país y auguraba un ‘boom’ en 2015.

lunes, 17 de noviembre de 2014

¿Qué es el Consumo Colaborativo?




La digitalización de los contenidos (fotografías, música, vídeos, libros) ha permitido a mucha gente darse cuenta de que a menudo lo que queremos no es el disco en sí, sino la música que está grabada en él (quizá en forma de MP3). Con servicios como Spotify se ha visto que no es necesario poseer aquella canción que sólo escucharás cuatro o cinco veces. Mientras podamos acceder cuando lo necesitemos, estaremos satisfechos.

Con la reciente crisis económica, esta tendencia de poseer menos se ha extendido y ha llegado al ámbito de los bienes materiales (para que quieres comprar un taladro que sólo usarás durante 15 minutos en toda su vida o un coche que se pasa el 90% del tiempo aparcado?). La gente presta mucha atención al gastar el dinero y observa qué tipo de retribución, en cuanto a felicidad o necesidad cubierta, consiguen.

Consumo Colaborativo, Economía de la Colaboración o Economía del Acceso son algunos de los términos utilizados para describir este movimiento donde el acceso prima frente a la propiedad. El Consumo Colaborativo se puede definir como la manera tradicional de compartir, intercambiar, prestar, alquilar y regalar redefinida a través de la tecnología moderna y las comunidades. Los críticos argumentan que el movimiento del Consumo Colaborativo basado en compartir / dejar / alquilar no es ningún invento nuevo y se trata simplemente de marketing. Las principales voces que defienden el Consumo Colaborativo no han dejado nunca de reconocer que no se trata de ninguna idea nueva pero que la tecnología actual permite hacer que el servicio sea mucho más eficiente y escalable.

 
Utilizando palabras de Rachael Botsman y Roo Rogers: “Ahora vivimos en un mundo global donde podemos imitar los intercambios que antes tenían lugar cara a cara, pero a una escala y de una manera que nunca habían sido posibles. La eficiencia de Internet, combinada con la capacidad crear confianza entre extraños ha creado un mercado de intercambios eficientes entre productor y consumidor, prestador y prestatario, y entre vecino y vecino, sin intermediarios”.

La lista de ejemplos no para de crecer. Vamos recopilando bastantes de ellos en el directorio de proyectos de consumo colaborativo.

El libro “What ‘s Mine Is Yours: The Riseof Collaborative Consumption” es el texto de referencia para el Consumo Colaborativo. En el libro y artículos relacionados, los autores organizan la amplia selección de ejemplos en tres sistemas:

SISTEMAS BASADOS EN PRODUCTO. Pagar por el beneficio de utilizar un producto sin la necesidad de adquirirlo. Se transforma a las industrias tradicionales basadas en modelos de propiedad privada individual (ej. compartir coche y alquiler P2P de coches entre usuarios). Estos sistemas atraen cada vez a un mayor número de usuarios y el Bicing sería un ejemplo.

MERCADOS DE REDISTRIBUCIÓN. Redistribuir los bienes usados o adquiridos de donde ya no se necesitan hacia algún lugar o alguien que sí los necesita (ej. Mercados de intercambio y de segunda mano). En algunos mercados los productos pueden ser gratuitos (No Lo Tiro), en otros se intercambian (Grownies, para ropa de niños) o se venden (eBay). Con el tiempo, Redistribuir puede convertirse en la quinta “R”, junto con Reducir, Reutilizar, Reciclar y Reparar.

ESTILOS DE VIDA COLABORATIVOS. No sólo se pueden compartir o intercambiar bienes materiales. Gente con intereses comunes se están juntando para compartir e intercambiar bienes menos tangibles como tiempo, espacio, habilidades y dinero (ej. préstamos entre particulares). Estos intercambios tienen lugar principalmente a nivel local o de barrio, donde se comparten espacios para trabajar (Coworking Barcelona), cultivar (Huertos Compartidos), la wifi (Fon) o se presta de dinero entre particulares (Comunitae). A nivel más global, tenemos alquiler de habitaciones a viajeros (Airbnb) o simplemente dejar dormir a la gente en tu casa (Couchsurfing).

Fuente: Web de Consumo Colaborativo