Marketing y Servicios: Felicidad
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viernes, 16 de octubre de 2015

Prereza mental e Infelicidad Digital


Hay un peligro en Internet y en las redes sociales. Y es pensar que con la información tenemos suficiente y que cuanta más, mejor. No tenemos que pensar, sólo acumular más información (…). A medida que nuestro ordenador y nuestros sistemas de comunicación aumentan su capacidad, la gente puede creer que estar informados nos libra de tomar decisiones por nosotros mismos, con lo que, en vez de estimular nuestra creatividad, estamos potenciando nuestra pereza intelectual. Creemos que si acaparamos cada vez más información, no necesitaremos ideas propias. Ya las obtendremos de otras fuentes o de otra persona. Por tanto, ni siquiera examinamos los datos nosotros mismos. Nos basta con repetir lo que han dicho otros. Edward de Bono.


En los últimos años, la implantación de las redes sociales ha sido de tal calado que, hoy día, a la mayoría nos cuesta imaginar cómo nos relacionaríamos sin WhatsApp, Facebook o ­Twitter. Estas y otras herramientas digitales nos permiten estar en contacto permanente con gran número de personas, pero también han multiplicado las posibilidades de enfadarnos con un amigo, compañero o familiar, además de precipitar un sinfín de separaciones.


En este artículo veremos los principales riesgos de las relaciones en la red que gestionamos a través de nuestro ordenador o teléfono inteligente.

domingo, 4 de octubre de 2015

La empresa más feliz del mundo




Desde tiempos inmemoriales la búsqueda de la felicidad ha sido el gran objetivo del ser humano. Así lo demuestran multitud de textos de todos los tiempos. Sin embargo, son pocos los que se distinguen por aportar ideas prácticas y claras para poder conseguirlo. Ese es el caso del libro que acaba de publicar David Tomás, La empresa más feliz del mundo (Empresa Activa). David puede presumir de dirigir la empresa española que ha sido elegida mejor lugar para trabajar en el último certamen Best Place to Work celebrado en diciembre pasado. Cyberclick quedó en primer lugar en este ranking que se hace en más de 40 países y que se basa en las opiniones anónimas de todos sus miembros y en el análisis de sus métodos a la hora de contratar y despedir, la comunicación interna y externa, el desarrollo del talento, cómo se agradecen, comparten y celebran los éxitos, cómo se solucionan los conflictos y cuáles son las políticas salariales.

viernes, 8 de mayo de 2015

Felicidad de consumo

Quizá nunca como en nuestros días nos habíamos empeñado tanto en buscar la felicidad, y quizá nunca como en nuestros días nos habíamos sentido tan infelices. Quizá nunca como en nuestros días habíamos alcanzado cotas tan altas de bienestar; sin embargo, esa medida no coincide con nuestra percepción de la felicidad.


En los últimos años se ha producido un aumento casi exponencial de crisis de angustia, ansiedad, depresiones, fobias, obsesiones, trastornos de la conducta alimentaria, hiperactividad, adicciones, ludopatías, problemas de personalidad… Nunca habíamos consumido tantos tranquilizantes, antidepresivos y ansiolíticos. La insatisfacción de muchas personas que viven satisfechas, el malestar en la sociedad del bienestar, el sinsentido en el balneario del placer, es una realidad contradictoria con la que nos hemos acostumbrado a vivir. ¿Será que no sabemos ser felices? ¿Será que no sabemos qué es la felicidad?
A esa felicidad a la que aspiramos le ponemos mil nombres: dinero, salud, prestigio social, tranquilidad, seguridad, éxito profesional, placer, bienestar… pero no sabemos exactamente qué es. Creemos que en “esas cosas” debe consistir la felicidad, que basta con encontrar “algo” que, como una piedra filosofal, convierta nuestra vida en un camino de rosas. El objetivo parece consistir en poseer algo que por sí mismo nos haga ser felices, como aquella canción que repetía: “Yo para ser feliz quiero un camión”, como si la felicidad tuviera la forma de un condicional: “Yo sería feliz si…”, como si fuera un artículo de consumo.

Ricard Layard, profesor emérito de la London School of Economics, mantiene que la infelicidad viene causada en la actualidad por dos elementos principalmente: el acostumbramiento (cuantas más cosas tenemos, menos nos satisfacen proporcionalmente) y el descontento que nos produce la comparación con los demás. Son, como se ve, dos “motivos” que se derivan directamente de dos principios que rigen nuestras sociedades occidentales: el consumismo y el individualismo. 

sábado, 21 de febrero de 2015

¿Qué es el éxito para ti?


Si nos ponen a elegir entre ser unos fracasados o personas de éxito, está claro que nos quedamos con las mieles del éxito. Tú y yo queremos el éxito, aunque es muy probable que no tengamos el mismo dibujo en la cabeza cuando pensamos en él.

Para ti, ¿qué es el éxito? ¿Es lo que te dijeron tus padres o profesores? ¿Lo que dicen tus amigos? ¿Lo que ves en la televisión? En esta sociedad nuestra es frecuente asociar el éxito con la abundancia material y lo vistoso: dinero (mucho dinero), influencia, fama, belleza, etc. ¿Y si nos atrevemos a cuestionar eso?

Para una persona, el éxito puede consistir en tener dinero para derrochar en esta vida y en diez más que viviera. Comprar todo aquello que desee sin preocuparse de los números. Para otra, quizás sea realizarse profesionalmente. Llegar a lo más alto en lo suyo. Otra, viene y te cuenta que el éxito está en las relaciones;en formar una familia y estar rodeado de buenos amigos. Aunque desarrollarse en su carrera también está en sus planes.

viernes, 2 de enero de 2015

¿Porqué ir de compra nos hace felices?

Hace unos tres años se publicó en ADN el resultado de un estudio sobre las cosas que hacían felices a los españoles. En el top tres nos encontramos con: ir de compras, celebrar la Navidad y dormir la siesta.

El panorama ha cambiado mucho desde hace tres años a esta parte y supongo que ya no hay tanta gente que se divierte haciendo compras. No obstante, vamos a hablar de ese tema: de porqué comprar nos hace felices.

La actividad de comprar es agradable para bastantes personas (no para todas) y proporciona bienestar como lo hacen otras actividades (jugar, bailar, pasear, dormir una siesta tranquilita, etc.).
Las compras involucran muchos momentos felices: pensar en la persona para quien se compra, elegir el regalo, envolverlo, dárselo, recibir regalos, el sentimiento de gratitud…

lunes, 29 de diciembre de 2014

Gracias por cuidar a los demás #HazNavidad




Un vídeo de Navidad de la Clínica Universidad de Navarra que rinde homenaje a los profesionales de la salud y a todos aquellos que dedican sus vidas a cuidar a los demás. #HazNavidad

domingo, 21 de diciembre de 2014

La alegría de la Navidad: los villancicos



¡Feliz Navidad!, dos palabras que hemos repetido y repetiremos en los próximos días. Generalmente, la Navidad (en latín: nativitas, ‘nacimiento’) es un tiempo que se asocia a reunión familiar, deseos de paz y alegría, reconciliación de las personas, dulces y cantos populares o villancicos, el Nacimiento que representa a la escena de Belén con Jesús, María y José, árboles con luces y diferentes objetos decorativos, adornos y luces por las calles, regalos, etc.



¿Qué tendrá la Navidad que nos llena de alegría? Es una alegría contagiosa. Al felicitarnos la Navidad, estamos compartiendo nuestra alegría. Hay una alegría exterior y otra interior, más profunda y que no es necesario que se manifieste al exterior. Todo depende de nuestras creencias y de las actitudes que tenemos estos días.

Te invito a que reflexiones sobre cuáles son tus motivos para celebrar la Navidad. Piensa en la escena de Belén: el Niño en un pesebre, rodeado del cariño de María y José y acompañados con los pastores que son los primeros en adorar al Niño.

La alegría de la Navidad se manifiesta, entre otras cosas, en los villancicos. Los villancicos, son canciones o cantos alusivos al nacimiento de Cristo o a la Sagrada Familia. 

En España, hay muchos tipos de villancicos. En Andalucía, son famosos los "Cantes andaluces de Navidad". Como soy de Sevilla, me gustaría compartir contigo unos villancicos que se pueden escuchar en sus calles. Son villancicos de toda la vida.

martes, 30 de septiembre de 2014

La felicidad es rentable

En ocasiones anteriores tuvimos la oportunidad de analizar la conexión entre la motivación y la productividad. Sin duda, unos empleados motivados son unos empleados más comprometidos, más optimistas e incluso más felices. A fin de cuentas las personas cuando nos sentimos a gusto en nuestro entorno laboral trabajamos más y mejor.
Mucho se habla en estos tiempos de la felicidad en el trabajo y de las organizaciones optimistas,  aunque casi siempre se abordan estos conceptos desde una perspectiva mucho más personal y menos empresarial. Pues bien, en esta ocasión me gustaría reflexionar hasta qué punto interesa a un pequeño empresario trabajar estos conceptos en beneficio de las personas pero también de su proyecto o su negocio.
Si aceptamos que dos de los valores esenciales para el pleno desarrollo de una persona son la libertad y la responsabilidad, llegaremos también a la conclusión de que la mejor motivación para un empleado debería ser precisamente adquirir un mayor grado de autonomía en su desempeño profesional y sentirse más dueño de su trabajo. Obviamente llegar a esa situación supone un compromiso entre la organización -que debe estar dispuesta a que sus profesionales lleguen a ese grado de madurez- y el propio profesional -que debe estar dispuesto a involucrarse y a comprometerse mucho más.



¿Cómo se consigue eso en una pyme? Admitámoslo: no es fácil y aunque vale para cualquier organización, no siempre vale para cualquier empleado. Aún así, existe un concepto que nos puede ayudar a avanzar en esta dirección: el empoderamiento o, como se conoce más frecuentemente, el empowerment.
El empoderamiento implica la delegación de autoridad a los profesionales y conferirles el sentimiento de que son dueños de su propio trabajo. Se trata de un proceso de carácter estratégico que busca una relación de socios entre la organización y sus colaboradores para aumentar el compromiso de estos últimos. Se trata, por tanto, de trascender la típica relación jefe-empleado, donde el primero da una instrucción y el segundo se limita estrictamente a ejecutarla, para llegar a un punto en el que hay una mayor aportación de valor en la relación y un mayor nivel de compromiso entre las dos partes.
Este planteamiento parte de la base de que el modelo del “ordeno y mando”, de la desconfianza en los colaboradores y de la negación del potencial de los mismos, de no dejar espacio para el error o de ignorar el capital emocional del equipo no funciona.
Pero el empoderamiento no es un proceso unidireccional desde el jefe al empleado. Para que realmente funcione, el colaborador (o el grupo de colaboradores) debe tomar parte de forma muy activa y ser consciente de su propia aportación. Desde esa perspectiva, el empoderamiento es un ejercicio de refuerzo de las propias capacidades, puesta en valor de las mismas e incremento de su visibilidad dentro de la organización. Es decir, el profesional debe asumir que crecer es un ejercicio de responsabilidad personal y que, por tanto, no puede limitarse a adoptar una actitud pasiva en la que el jefe o la empresa asuman todo el protagonismo.

Es imprescindible, por tanto, que el colaborador entienda que los tiempos en los que el desarrollo profesional, la formación, la asunción de riesgos o la iniciativa eran solo responsabilidad de la empresa o del jefe afortunadamente se han acabado.

El empoderamiento ayuda a que las personas pierdan el miedo al cambio y a la ejecución proactiva y también a que sean más entusiastas. Dicho de otra forma, las personas empoderadas son más felices. Al sentirse más comprometidas son también más flexibles y creativas, ya que se sienten más seguras y reconocidas. De alguna forma el profesional empoderado pasa de ser un mero ejecutor de instrucciones a ser un “solucionador activo de problemas”.
Las principales barreras para el empoderamiento son fundamentalmente de carácter psicológico y casi siempre están basadas en el miedo. Desde la perspectiva de la empresa suele pensarse que es muy peligroso dotar de una mayor parcela de poder a los empleados. El miedo en el caso de los colaboradores suele estar ligado a la autoestima (¿seré capaz?, ¿por dónde empiezo?, ¿qué van a pensar de mi mis jefes o mis compañeros?, etc.) y a la falta de constancia.
La única forma de implantar con éxito un proceso de estas características en una pyme pasa por la total implicación del dueño o gerente de la empresa, que debe liderar el cambio cultural que supone este enfoque. Implicar a los mandos intermedios es también crucial. Para ello, una buena recomendación es optar por la formación (y, sobre todo, la autoformación) constante, y por un ejercicio de liderazgo basado en el coaching(herramienta empresarial que permite la identificación de potenciales áreas de mejora y la implantación de planes de acción para acometerlas).
En todo caso, como en muchos otros ámbitos profesionales, la clave del éxito en un proceso de empoderamiento radica en tener un objetivo claro y en ser constantes en el empeño para conseguirlo. Para ello, es importante hacerse las preguntas adecuadas y encontrar respuestas sinceras desde las que se pueda acometer el necesario plan de acción:
Autodiágnostico: ¿dónde estoy?, ¿cómo me ven?
Objetivos: ¿dónde quiero estar?, ¿cómo quiero que me vean?
Plan de acción: ¿qué tengo que hacer y cuándo?, ¿quién me puede ayudar?
Evaluación: ¿cómo sabré si he tenido éxito?, ¿en qué puedo mejorar?
Como bien dijo mi admirado Haile Gebrselassie, “si tienes un plan, sabes lo que hay que hacer”.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Las redes sociales nos hacen más infelices




No es necesario que Facebook manipule lo que se ven en los feeds de noticias, como hizo hace un tiempo, para que las redes sociales hagan a los ciudadanos menos felices. Puede que Facebook determinara que si aumentaban las noticias y las actualizaciones positivas los usuarios serían ellos mismos mucho más positivos y felices, pero quizás la actualidad (no tan positiva y feliz) hace que conseguir ese efecto sea más complicado. Los últimos estudios siguen la línea de otros anteriores y confirman una única cosa: las redes sociales nos hacen más infelices.

Un estudio de la universidad de Michigan señalaba hace unos meses que Facebook no era un sustituto de la soledad. Otro de la de Queensland apuntaba que las actualizaciones en la red social impactaban en nuestra autoestima. Y otro de la de Utah que cuanto más tiempo pasas viendo las últimas actualizaciones más deprimido te sientes. El último, firmado por dos expertos italianos, apunta que las redes sociales impactan sobre nuestra percepción de la sociedad y nuestra confianza en ella.

 Las redes sociales horadan la confianza que los individuos tienen en el buen funcionamiento de la sociedad. De entrada, los ciudadanos confían – o tienden a hacerlo – en que los demás, es decir, la sociedad en conjunto, está formada por – simplificando- buenas personas. Los demás miembros de la sociedad son elementos benignos (nadie va a desearle el mal a nadie) y dignos de confianza. Es lo que en inglés se conoce como ‘social trust’ y en castellano podría ser la confianza social. Las redes sociales, según las conclusiones del estudio italiano, minan esa sensación.


 Para alcanzar esas conclusiones, los estudiosos han analizado el impacto que las redes sociales tienen en un importante volumen de personas (50.000 personas han sido analizadas en este estudio, teniendo en cuenta varias variantes como situación familiar o riqueza personal).

¿Qué es lo que hace que Facebook o Twitter dinamiten lo que los ciudadanos creen sobre la sociedad? La culpa la tiene la violencia. Internet ha abierto la puerta a un cambio de reglas del juego. Hacer comentarios gratuitos y violentos es muy sencillo, y si no que se lo digan a los anónimos trolls, por lo que de pronto los individuos han chocado cara a cara con una situación mucho menos positiva que la que esperaban. Internet ha eliminado ciertas reglas de cortesía que existían en las interacciones entre individuos y ha permitido que las opiniones se expresen de entrada de forma violenta y agresiva.

 ”Cuando los desconocidos violan las normas sociales interpersonales y se comportan de forma agresiva en entornos online, la gente reacciona como si esas agresiones y esas ofensas se hubiesen realizado en la vida real”, señalan los expertos. Para quienes lo reciben esto genera estrés y ansiedad y, al final, hace que la desconfianza frente a los demás aumente.

 Pero, además, los internautas no son ellos mismos, como muchos creen, en las redes sociales, ya que no se manifiestan siempre según lo que ellos creen si el entorno no es el adecuado.


Fuente: benjalink

viernes, 31 de enero de 2014

Crecer en felicidad

Estamos tan acostumbrados a la típica literatura de autoayuda que hace falta esforzarse para superar nuestra hostilidad a cualquier ensayo que lleve en el título alguna mención a la felicidad. Pero hay que recordar que la filosofía surgió en sus orígenes como una enseñanza sobre la vida buena y feliz –sobre cómo vivir y también cómo morir– y que se ha preocupado tradicionalmente sobre estos asuntos. 

El último libro de Carlos Goñi, escrito como una larga confidencia a su hija, se puede incluir en esta línea clásica, preocupada por transmitir el secreto de una vida plena y satisfactoria. A diferencia de los manuales de autoayuda –que reducen la complejidad de la vida a una mecánica que se transmite límpidamente como know how–, Goñi no ofrece recetas ni técnicas simplistas, sino reflexiones contrastadas en la experiencia humana. No es casual que en el libro abunden los ejemplos literarios y los mitos, ya que la cultura es la forma propia de lo humano.
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jueves, 30 de mayo de 2013

Coca-Cola se puede dividir por la mitad

Coca-Cola sigue investigando nuevas formas de sorprendernos y de transmitir uno de sus principales valores, compartir la felicidad. Por el camino, van lanzando ideas tan chulas como ésta. ¿Imaginas una lata que se pueda dividir por la mitad para poder compartirla con un amigo? Pues Ogilvy París lo ha hecho posible. Una idea sencilla, pero sorprendente y efectiva.


lunes, 3 de diciembre de 2012

La tiranía de la abundancia

Por que más es menos: la tiranía de la abundancia" (The paradox of choice: why more is less) del psicólogo americano Barry Schwartz, trata de uno de los temas que siempre ha despertado mi interés como es el de la elección y la toma de decisiones. Todos realizamos cientos de elecciones desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, y cuanto más importante es para nuestra vida la elección y  más opciones tenemos mayor es nuestro estado de ansiedad y estrés en este libro analiza todo lo relacionado con la elección y nos aporta unas pequeñas reglas que nos permitirán elegir de una forma más sana. 

 Imaginemos un ejemplo sencillo y cotidiano, que vamos a un supermercado a comprar entre otras cosas un yogurt, si no tuviésemos muy claro nuestros preferencias, nos perderíamos en la infinidad de opciones y marcas, y si tuviésemos que evaluar la mejor opción calidad-precio-producto nos cerrarían y aún estaríamos allí. Y el que dice un yogurt, dice una televisión, un coche, una vivienda, un trabajo, una ciudad para vivir, nos quedaríamos inmovilizados ante la ansiedad y estrés que provoca el tomar una decisión ante la abundancia de opciones posibles y exceso de alternativas sumando el coste de oportunidad asociado a toda elección, aunque bien mirado luego se reducen a las "posibles" pero aún así hay una gran cantidad de opciones.

Todos conocemos amigos y compañeros que a la hora de elegir lo hacen rápido y eficazmente mientras que otros demoran el momento de elección ante el análisis de la gran cantidad de opciones, Barry nos habla de los maximizadores y los satisfactores, los primeros son los que sólo se conforman con "lo mejor" y los segundos se conforman con "una buena opción" aunque no sea la mejor. Y  analiza el grado de satisfacción vital una vez producida la elección analizando el fenómeno del arrepentimiento. 

El autor afirma que el exceso de alternativas no siempre es bueno y aporta unas importantes lecciones que ha extraído después de analizar y estudiar los datos procedentes de "psicólogos, economistas, expertos en mercadotecnia o especialistas en el campo de la elección":
1. Sería positivo aceptar voluntariamente algunas restricciones a nuestra libertad de elección, en vez de rebelarnos contra ella.


2. Sería positivo aspirar a «lo bueno» en vez de a «lo mejor». (¿Han oído alguna vez a un padre decir «Para mis hijos, quiero lo bueno»?)


3. Sería positivo rebajar las expectativas en cuanto a los resultados de nuestros actos.


4. Sería positivo si las decisiones que tomáramos fueran irreversibles.


5. Sería positivo prestar menos atención a lo que están haciendo las personas que nos rodean. 
 Al final en el cápitulo 11 "cómo enfrentarnos a la libertad de elegir" nos señala unos pasos para aliviar muchas de las fuentes de ansiedad a la hora de elegir y tomar una decisión: elegir cuando elegir; ser selectivo, no conformista; mejor ser satisfactor que maximizador; pensar en el coste de oportunidad del coste de oportunidad; tomar decisiones irreversibles; prácticar la gratitud; arrepentirse menos; adaptación anticipada, controlar las expectativas; restringir la comparación social; aprender a amar las restricciones.
A continuación, puedes ver dos vídeos sobre el tema de este libro del Programa Redes de TVE:




 

viernes, 15 de junio de 2012

Pedir Perdón

Hay directivos que reconocen los errores cuando se equivocan y otros a los que nunca se les pasa por la cabeza que han podido equivocarse. Los primeros son directivos humanizados que inspiran confianza en su gente y los segundos inspiran temor.

El directivo que nunca se equivoca y siempre tiene razón es injusto, pues sus errores siempre los atribuye a los demás. Inspira temor porque al saberse él libre de error no es comprensivo con las equivocaciones de sus subordinados.  Esta actitud con su gente les aboca a la soledad. Su gente le rehuye, pues no quieren ganarse una bronca que con frecuencia es arbitraria e injusta (en la mili se decía “del jefe y del mulo cuanto más lejos más seguro”). Claro que como no conciben una relación de confianza esta soledad la ven como una situación natural y en ningún caso anómala.

El directivo que cuando se equivoca lo reconoce es un directivo cercano. Los demás lo ven más igual a ellos. Genera distensión. Sus subordinados viven con la tranquilidad de saber que pueden equivocarse, porque su jefe les comprenderán. Cuando un jefe pide perdón por algún error concreto gana mucha autoridad entre su gente. Todavía no sé de nadie que haya pedido perdón a otro por algo concreto y no haya sido comprendido y perdonado. Pedir perdón mejora las relaciones humanas. Esto hay que tenerlo en cuenta tanto en las relaciones profesionales como dentro de la familia.

Fuente: “Pedir Perdón” en el Blog Toma de Decisiones, del Profesor del IESE Miguel Ángel Ariño

martes, 8 de febrero de 2011

El libro de la felicidad

En estas primeras clases del comienzo de semestre, después del esfuerzo y el agobio de los exámenes, es posible que estés con pocas ganas de estudiar. Puede ser que al conocer los resultados académicos, te hayas desanimado y te cueste asimilar que para superar una asignatura, haya que estudiar de manera habitual y no dejar todo el esfuerzo para unas semanas antes de los exámenes.

Te animo a aprovechar estos días para pensar, para conocerte un poco mejor, con tus capacidades y limitaciones. Lo mejor para pensar es hacerse preguntas. Por ejemplo: ¿En qué tengo que mejorar?¿Cómo puedo a provechar mejor el tiempo que me queda en la universidad? ¿Tengo un proyecto profesional y personal que me ayude a superar las dificultades? ¿Me desanimo al ver las dificultades de encontrar trabajo? ¿Cómo influye la crisis actual en mi y en las personas que conozco? ¿Qué puedo hacer para ayudar a las personas que tengo cerca?...

Te propongo que visites un blog en el que puedes encontrar posibles respuestas a esas y a otras muchas preguntas, que puedes hacerte. Se trata del blog de Alfonso Alcántara que es coach y consultor en empleo 2.0, desarrollo profesional, redes sociales y productividad. Su nombre es muy ilustrativo Yoriento. 

Para animarte a visitarlo, te dejo a continuación el vídeo-libro que comenta en su última entrada.


Aunque te dé pereza, pincha en los enlaces que aparecen. Lo agradecerás. Piensa en qué comentarios puedes hacer en esta entrada para que, al menos en Marketing de Servicios, consigamos crear cuanto antes un clima de trabajo, agradable, participativo y formativo.

Actualización. Para profundizar en el tema de la felicidad, te aconsejo leer la entrada de este blog "En busca de la felicidad"